El próximo domingo, 9 de marzo, en Honduras hay elecciones internas, se aprobó el presupuesto para el CNE, los candidatos hicieron su cierre de campaña y los hondureños están listos para ejercer el sufragio, unos dicen que hay que ir a votar para darle empuje al candidato que ellos consideran mejor, además, porque a futuro para una chamba hay que estar en el censo; por otro lado, hay quienes no quieren, como se dice en el argot popular, darse color y esperarán hasta noviembre.
Y es que a estas alturas del partido, el que conoce un poco de política ya se sabe los discursos de memoria y conoce muchas caras porque son muchos los candidatos que buscan de nuevo seguir en el poder, muchos llevan años en sus cargos, así como muchos van a seguir votando según la tradición familiar, porque no cabe duda que aunque a veces se sale de control, es una fiesta política en donde muchos defienden a capa y espada la bandera y los colores por los que su familia ha votado toda la vida, unos lo harán por jóvenes y otros porque así lo han hecho toda su vida, así funciona esto, son pocos los que razonan a quién van a elegir, pasarán los años y las promesas quedarán en el olvido, pero está todo listo.
Claro que hay que salir a ejercer el sufragio, a ejercer el derecho a elegir, ¿pero por qué seguir cayendo en lo mismo? ¿Por qué permitir que siempre para estas fechas anden arreglando las calles o haciendo fiestas con marimba donde dan arroz con pollo y la gente se divierte unas horas y al final de la jornada su situación de pobreza es la misma?, ¿por qué son pocos los que se hacen estas preguntas?, ¿es justo que muchos, aunque se aburran siempre tengan que comer lo mismo? En las elecciones lo más justo es que gane el pueblo, pero son otros los que ganan.
¿Qué tan rentable es para el país pagarle el sueldo a un regidor? Pero qué importa, vienen las elecciones y hay que sacar al contrario o mantener al partido en la cima, pues ya está todo listo.