Cartas al editor

Nueva Navidad

Pocas horas faltan para que el mundo conmemore el tiempo en que el Unigénito, hijo del Dios Padre, viniera a la Tierra para cumplir el mandato divino de morir en una cruz y con su sangre limpiara los pecados de la humanidad. Primogénito de una doncella, Unigénito del Dios Padre, cuya historia se remonta a muchos miles de años, según fue contada por Moisés, inspirado por Dios en el monte de Sinaí; ampliada por los profetas, uno de ellos fue Moisés, autor de cinco libros en los que narra la historia del mundo antiguo.

Dios se le apareció a Moisés en el monte de Sinaí para inspirarle lo que sería la ley para el pueblo hebreo, que consistió en 613 mandamientos; así empezó la súper idea de un Dios único, lo que dio origen al monoteísmo; comenzando así la historia de la creación o creencia en un Dios único, naciendo en esta forma la religión denominada judaísmo.

Los profetas antiguos hablaron sobre la venida de “El Enviado”, a quien llamaron Mesías, que vendría a liberar al pueblo. Jesús nació en Belén, su venida dividió a la historia, en un antes y un después de Cristo. Se supone que Cristo nació en el año cuatro de la era anterior. El judaísmo lo declaró impostor condenándolo a muerte de cruz en el año 33 de nuestra era; fue crucificado un día viernes, puesto en una cueva ese mismo día, el día sábado permaneció en el sepulcro y el domingo, aproximadamente, a las 5:00 de la mañana resucitó, comprobando que su mensaje era verídico.

La Navidad tiene su base histórica en el nacimiento de Jesús, si esto es así, Él prometió venir por segunda vez; primero a salvar a los cristianos sinceros y a juzgar a los desobedientes de su palabra. “Porque un hijo os es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías: 9:6).