Después de aquel 28 de junio de 2009, cuando en lo personal iniciamos una lucha de protesta contra un acto que atentaba contra una democracia muy joven y que era el momento de forma directa para demostrarle al amigo José Manuel Zelaya de darle el apoyo por sus acciones de cambio para enfrentarse a personajes, dueños de la mayoría de los medios de producción de este país y ligados a procesos judiciales dudosos.
Nos encontramos con tristeza e indignados sin poder encontrar alguien que nos preste justicia ahora que toda la lucha creada en las calles generó un partido político y se ganaron las elecciones, este partido nos dejó de lado, inclusive, nos quitó la posibilidad de seguir en nuestros empleos que ni la dictadura nacionalista se atrevió a cercenar nuestra forma de llevar alimentos a casa.
Solo soy una voz de varios, molestos con la mayoría de secretarios de Estado, elegidos por aquellos que luchamos para que llegaran al poder y que nos dejaron engañados e ilusionados con un cambio en este presente para obtener un mejor futuro.
Ya el tiempo corre sin posibilidad de encontrar en las actuales decisiones tomadas por personas del gobierno que en un futuro cercano las cosas mejorarán en nuestra Honduras, la inseguridad acampa en el día a día, las masacres parecen ser el común denominador de antisociales que inmisericorde apagan la vida de muchas y muchos hondureños, de los ambientes más hostiles de la pobreza.
Mientras en las cárceles los privados de libertad tienen acceso a tres tiempos de comida, en las escuelas estatales los niños comen, en muchas ocasiones, dos veces, debido al poco ingreso de los padres y al nivel elevado de precios de la canasta básica. Esta actualidad de un grupo de funcionarios que antes hablaron de vender unidades lujosas y que se movilizaban a la par de nosotros, hoy se les olvidaron esas promesas y andan en esos vehículos, antes criticados.