Conversando con el buen amigo abogado y analista político Wilfredo Laínez, sin duda un gran nacionalista desde hace décadas, me manifestó muy preocupado lo siguiente:“El Partido Nacional enfrenta un momento histórico de plena decadencia, que sólo el tiempo y el olvido podrán sanar tantas heridas que le causó al pueblo nuestro instituto político por la corrupción de muchos de sus miembros, entre expresidentes, diputados, alcaldes, ministros, directores de instituciones o gente muy cercana a los círculos del poder que hasta han tenido que emigrar de forma cobarde a otras naciones vecinas o lejanas (...)”.
“Son muchos, incluyendo algunos expresidentes de los poderes del Estado que ya ni hacen vida pública pues saben que de un momento a otro serán requeridos por la justicia nacional o internacional”.
“El efecto negativo que sufrimos todos los nacionalistas y en esencia todo el hondureño es de mucha vergüenza”.
En mi criterio -agrega- es crucial que se fortalezcan y se comprometan las bases del partido con un liderazgo fuerte y unificante de militantes honestos y no con una cúpula y aspirantes a elección popular para las próximas elecciones, en noviembre de 2025, con gente cuestionada, que sin ningún pudor tienen la desfachatez de pedir el voto de nueva cuenta, como si estos hombres y mujeres no supieran que la sociedad ya les condenó y nunca jamás les darán el voto. Quizás la población les acepte sus dádivas con dinero manchado y de dudosa procedencia, pero el voto nunca más”.
“Honduras ya despertó en el 2021. Es importante que la juventud se involucre y ocupe posiciones dentro del Partido Nacional, el escenario político para recuperar el prestigio y reputación perdida”, concluyó.
