Por Ben Sisario y Julia Jacobs / The New York Times
Hace cinco años, en una fiesta de los Grammy, estrellas de la música como Jay-Z, Beyoncé, Lana Del Rey y Cardi B escucharon a Sean Combs aceptar un premio honorífico y exigir que la Academia de la Grabación hiciera más para reconocer el talento negro. “Va a requerir la colaboración de todos para lograrlo”, declaró ante una ovación de pie.
Es poco probable que Combs, también conocido como Puff Daddy y Diddy, vuelva a disfrutar de ese nivel de adulación. El 3 de octubre, fue condenado a más de cuatro años en prisión por delitos relacionados con la prostitución, tras un juicio en el que la fiscalía lo acusó de obligar a dos ex novias a participar en elaborados encuentros sexuales bajo los efectos de las drogas. Un jurado absolvió a Combs de los cargos más graves —tráfico sexual y conspiración para cometer extorsión, que podrían haber resultado en cadena perpetua— pero el caso aún dejó al descubierto pruebas de violencia doméstica, y las dos mujeres declararon sentirse violadas y manipuladas.
Teniendo en cuenta el año que Combs ya ha purgado desde su arresto, podría quedar en libertad en el 2028. Sin embargo, muchos comentaristas dudan que pueda recuperar el estatus que disfrutaba cuando ejercía un efecto del Rey Midas en la música, la moda y los medios de comunicación.
Combs sigue enfrentando más de 50 demandas que lo acusan de abuso sexual —acusaciones que él ha negado con vehemencia y que sus abogados dicen fueron inventadas para obtener compensaciones económicas.
El daño a la reputación de Combs ha sido grave desde que Casandra Ventura, la cantante conocida como Cassie y testigo estrella en su juicio penal, lo demandó a finales del 2023. Ventura lo acusó de un comportamiento similar al que posteriormente se detalló en su acusación penal. Su demanda se resolvió rápidamente por 20 millones de dólares, pero se convirtió en el detonante de una cascada de otras denuncias, así como de la investigación federal.
Combs declaró recientemente ante el tribunal, “Perdí todos mis negocios, perdí mi trayectoria, destruí totalmente mi reputación”.
Sus abogados han retratado los últimos dos años como devastadores. “El legado de 35 años de Combs como emprendedor, pionero de la moda, magnate de la música y empresario global se ha derrumbado”, escribió la defensa en un documento previo a su sentencia.
“Puff le vendió al mundo una imagen de buena onda con base en el sentido de que la fiesta estaba donde él estuviera, y que cualquier habitación en la que estuviera era la habitación dónde estar”, dijo Dan Charnas, experto en hip-hop en el Instituto Clive Davis de Música Grabada de la Universidad de Nueva York. “Me cuesta creer que alguien quiera estar en una de sus habitaciones ahora”.
A medida que crecían los problemas legales de Combs, tuvo que retirarse de sus negocios. Se estimó que su patrimonio neto rondaba los mil millones de dólares, pero el año pasado Fortune lo rebajó a 300 millones. Aún conserva importantes activos, incluyendo un mansión de 48.5 millones de dólares en la zona de Miami.
Algunos aliados de Combs creen que es demasiado pronto para sugerir que su futuro sea tan sombrío. Siendo un productor novato en 1991, enfrentó la culpa cuando nueve personas murieron aplastadas en un partido de basquetbol benéfico que él ayudó a promocionar, aunque nunca fue acusado. Una década después, fue absuelto de cargos de posesión de armas y soborno en relación con un tiroteo en un club nocturno.
Pero a los 55 años, el veredicto del jurado que lo absolvió de tráfico sexual y crimen organizado no pudo borrar semanas de testimonios en los que sus novias describieron abusos. Se mostró repetidamente un video de Combs golpeando a Ventura.
Aun así, Rob Shuter, quien trabajó como su publicista a principios de la década del 2000, dijo que sería impactante si no estuviera considerando posibles maneras de regresar a la vida pública.
“Volverá”, dijo Shuter. “Quizás no vuelva a la gala del Met; quizás no se siente a tomar algo con Anna Wintour, Clive Davis ni los dueños de la compañía de Estée Lauder. Pero volverá”.
© 2025 The New York Times Company