Rey Carlos III entre deberes reales, cáncer y tensiones con el príncipe Harry

Carlos III sigue con su agenda real pese al cáncer, pero su reinado se ve empañado por tensiones familiares, sobre todo con su hijo, el príncipe Harry

  • 18 de mayo de 2025 a las 00:00
Rey Carlos III entre deberes reales, cáncer y tensiones con el príncipe Harry

Por Mark Landler / The New York Times

El Rey Carlos III estuvo ocupado este mes conmemorando el 80 aniversario de la victoria aliada sobre la Alemania nazi, conocida como el Día de la Victoria en Europa, y preparándose para volar a Canadá para inaugurar su Parlamento. Pero su agenda pública se vio eclipsada una vez más por un estallido muy publicitado de su distanciado hijo menor, el príncipe Enrique.

Se ha convertido en un patrón familiar para el monarca de 76 años. Dos años después de su coronación, su reinado se perfila a la vez como accidentado y extrañamente inmutable en su narrativa central: la de un padre asediado que maneja una prole desordenada.

La emotiva súplica de Harry de reconciliarse con su familia —hecha en una entrevista reciente con la BBC, en la que reflexionó sobre cuánto tiempo le queda de vida a su padre enfermo de cáncer— sacó a relucir nuevamente amargas rupturas dentro de la familia.

“Aún no ha marcado un camino, ni sabemos cuánto durará”, dijo Ed Owens, historiador que escribe sobre la monarquía británica.

El Rey definitivamente ha hecho mucho. A pesar de recibir tratamientos semanales por el cáncer que le diagnosticaron el año pasado, viajó a Francia, Australia, Polonia e Italia.

Kate y William, Princesa y Príncipe de Gales; y Harry y Meghan, Duque y Duquesa de Sussex, en el 2022. (fotografía por Kirsty O’Connor)

Pero los comentarios de Enrique, que se produjeron tras una derrota legal respecto a sus medidas de seguridad en Gran Bretaña, volvieron a centrar la atención en la ruptura que se abrió en el 2020 cuando él y su esposa, Meghan, se retiraron de la vida real y se mudaron a California.

Algunos observadores de la realeza advierten que, a menos que Carlos encuentre la manera de sanar esa ruptura, esta podría definir su reinado, socavando los mensajes de tolerancia e inclusión que ha defendido durante tanto tiempo.

“Cuando se escriba la historia sobre el Rey, esto lo dejará mal parado”, declaró Peter Hunt, ex corresponsal real de la BBC. “Él representa una institución que se centra en la familia, la unidad y el fomento del perdón. Su función es unir a la gente y, sin embargo, no puede hacerlo en su puerta”.

El Palacio de Buckingham se ha negado a comentar sobre la relación del Rey con su hijo. Sin embargo, refutó la afirmación de Enrique en la entrevista con la BBC de que su padre podría haber hecho más para evitarle perder protección policial automática, financiada con fondos públicos, cuando visita Gran Bretaña.

Un tribunal de apelaciones falló el 2 de mayo que un comité gubernamental actuó correctamente al negarle a Enrique la protección automática tras dejar de ser miembro activo de la realeza. Él afirmó que no cree que esté libre de peligro al traer a su esposa e hijos a casa sin esa seguridad.

Enrique también sigue distanciado de su hermano mayor, el Príncipe Guillermo, lo que refuerza la imagen de una familia dividida y disminuida. Cuando la realeza se reunió en el balcón del Palacio de Buckingham para presenciar el sobrevuelo de aviones de guerra durante el servicio del Día de la Victoria en Europa, sus filas eran notablemente escasas.

El hermano menor del Rey, el Príncipe Andrés, sigue en exilio interno tras el escándalo por sus vínculos con el desacreditado depredador sexual Jeffrey Epstein.

A Guillermo, la pérdida de Enrique y Andrés, así como la enfermedad de su padre, lo han llevado a asumir un papel más público.

El puesto que Guillermo no quiere, al menos por ahora, es el de su padre. Pero los temores por la salud del Rey han hecho inevitable hablar de sucesión. En marzo, Carlos estuvo hospitalizado brevemente tras una reacción a su medicamento. El palacio insistió en que se trataba de un pequeño obstáculo en el camino hacia la recuperación, pero encendió las alarmas en Gran Bretaña.

Nada en la agenda del Rey sugiere que esté bajando el ritmo. En todo caso, ha asumido sus deberes con un celo que, según los observadores reales, es prueba de una sólida recuperación o la marca de un hombre que sabe que tiene el tiempo limitado.

© 2025 The New York Times Company

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