Estudiar medicina entre bombas y víboras, la vida de los jóvenes en Myanmar

En lo profundo de la selva de Myanmar, jóvenes estudian medicina en condiciones extremas, esquivando bombas, víboras y hasta vacas que devoran su ropa

  • 20 de febrero de 2025 a las 00:00
Estudiar medicina entre bombas y víboras, la vida de los jóvenes en Myanmar

Por Richard C. Paddock | The New York Times

El estudiante de medicina estaba en la regadera cerca de su dormitorio en las selvas de Myanmar cuando escuchó aviones militares sobrevolando. Vestido sólo en calzoncillos, corrió a un refugio antiaéreo. Pero allí enfrentó otro peligro: una víbora negra. Tomando un palo, la mató antes de que pudiera morderlo.

“Fue aterrador”, dijo el estudiante Khuu Nay Reh Win, de 21 años, quien se inspiró para convertirse en cirujano después de trabajar como paramédico del ejército rebelde. “El miedo a morir por una mordedura de víbora es tan real como el miedo a las bombas”.

Así es la vida estudiantil en el Colegio Médico Karenni, una escuela fundada hace dos años en territorio controlado por fuerzas rebeldes. El campus, con aulas y dormitorios hechos de bambú con techo de paja, fue construido en lo profundo de la selva por los propios profesores y estudiantes.

Es una de las 18 pequeñas universidades, colegios y academias establecidas en territorio controlado por los rebeldes en los cuatro años desde que el Ejército de Myanmar depuso a los líderes civiles del País y tomó el poder en un golpe de estado, de acuerdo con funcionarios anti junta en cinco regiones del País. Carecen de fondos para el equipo y los suministros que tanto necesitan y sus instalaciones son sencillas. Pero la esperanza es que estas escuelas puedan ayudar a crear las bases para una nueva sociedad democrática en el País.

“Abrimos sin esperar a que terminara la revolución porque nos preocupaba que si los jóvenes quedaban separados de la educación demasiado tiempo, podrían cambiar de rumbo, enfrentar retrasos en su aprendizaje y perder oportunidades de educación superior”, dijo Myo Khant Ko Ko, presidente del Colegio Médico Karenni.

La guerra civil de Myanmar ha destrozado los ritmos de vida. Miles han sido asesinados por los militares. Decenas de miles más han sido encarcelados. Millones de personas se han convertido en refugiados en su propio País. Y la economía está en ruinas.

Las 18 escuelas están reconocidas por el Gobierno de Unidad Nacional en la sombra, dijo Sai Khaing Myo Tun su Viceministro de Educación. Los estudiantes pagan poco o nada.

Se han establecido escuelas en el territorio de Myanmar controlado por los rebeldes. Estudiantes de una preparatoria.

Los educadores también están tratando de establecer un sistema escolar para estudiantes de primaria y secundaria, muchos de los cuales viven en campamentos para personas desplazadas.

Las universidades y colegios ofrecen títulos en ciencias, humanidades, agricultura, derecho, tecnología, enfermería y música, entre otros. Algunos tienen vínculos con universidades extranjeras y han enviado estudiantes a estudiar fuera.

Para evitar ataques aéreos, las escuelas permanecen lo más ocultas posible.

Y como si las víboras y los ataques aéreos no fueran suficiente, los estudiantes deben lidiar con el ganado local que deambula por el campus y se come su ropa.

Khuu Nay Reh Win dijo que las vacas se habían comido todo menos una camisa y su bata médica.

© 2025 The New York Times Company

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