El desafío de gobernar la nación más joven de Asia

Hace más de dos décadas, Timor Oriental logró su independencia con la esperanza de un futuro próspero. Hoy, su presidente, José Ramos-Horta, enfrenta el desafío de sostener una nación joven pero frágil

  • 01 de marzo de 2025 a las 00:00
El desafío de gobernar la nación más joven de Asia

Por Sui-Lee Wee | The New York Times

DILI, Timor Oriental — Hace 30 años, era un activista que recorría los pasillos del poder del mundo con el sueño de lograr la independencia para su diminuta patria. Hoy, a sus 75 años, José Ramos-Horta es a la vez Presidente y un incansable vendedor de Timor Oriental.

Pidió al Presidente de China, Xi Jinping, que “nos ayude a resolver el problema de la agricultura, la seguridad alimentaria y la pobreza”. Suplicó a los líderes de Vietnam que hicieran lo mismo. Le presentó al jeque Mohammed bin Zayed, gobernante de los Emiratos Árabes Unidos, su sueño de construir residencias para estudiantes.

Ramos-Horta está bajo presión para sostener a su nación, la más joven de Asia y una de las más pobres. Timor Oriental, hogar de aproximadamente 1.4 millones de personas, es la mitad de una isla ubicada cerca del extremo norte de Australia; la otra mitad es parte de Indonesia. Colonia portuguesa durante siglos, surgió como Estado independiente en el 2002 después de una ocupación por parte de Indonesia. Su economía, de aproximadamente 2 mil millones de dólares, depende de los ingresos del petróleo y el gas, y se estima que más del 40 por ciento de su población vive en la pobreza.

“Ningún país del sudeste asiático o de África comenzó como nosotros, de las cenizas, de la destrucción total”, dijo Ramos-Horta. Pero añadió: “En 22 años, deberíamos haber resuelto la pobreza infantil, la desnutrición infantil, la desnutrición materna y la pobreza extrema. Así que eso ha sido un fracaso”.

Aunque la vida ha mejorado en ciertos aspectos, el Presidente José Ramos-Horta está bajo presión para lograr más avances.

Aun así, de acuerdo con otras métricas, Timor Oriental es un éxito. Ha fortalecido su joven democracia, celebrando elecciones competitivas con múltiples transferencias de poder. Se encuentra entre los primeros lugares de Asia en materia de libertad de prensa. La esperanza de vida es de unos 70 años, contra 64 años en el 2002. Hoy toda la población tiene acceso a la electricidad.

Aunque la violencia con motivos políticos siguió a la independencia, incluyendo un intento de asesinato a Ramos-Horta en el 2008, durante su primer mandato como Presidente, el País hoy es estable.

En septiembre, una visita del Papa Francisco puso brevemente a Timor Oriental en los reflectores. Alrededor del 97 por ciento de la población se identifica como católica. La Iglesia jugó un papel fundamental en lograr la independencia de Indonesia. Algunos sacerdotes lucharon por la independencia y los obispos y monjas protegieron a la gente de las fuerzas indonesias.

Fuera de Dili, la capital, Timor Oriental aún parece un paraíso incólume. Montañas altas y exuberantes están rodeadas de amplias extensiones de mares azules.

En los terrenos del palacio presidencial de Dili, el público pasea libremente.

China donó casi 7 millones de dólares para construir el palacio, que se inauguró en el 2009. Cerca se encuentran los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores, ambos también construidos por China.

Ramos-Horta relató cómo le había pedido ayuda al embajador chino para proporcionar agua potable. “Los ingenieros chinos vinieron a Timor para examinar las fuentes de agua para el riego y el suministro de agua a las comunidades”, dijo. “Cumplen muy rápido”.

Descartando los temores sobre las intenciones de Beijing, dijo que Timor Oriental no pide dinero prestado a China y que el único acuerdo de seguridad militar que tiene es con Australia.

Pero ganar soberanía es diferente a gobernar un País. Los analistas dicen que en lugar de usar los ingresos del crudo y el gas para mejorar escuelas decrépitas y desarrollar industrias pesqueras y agrícolas, los funcionarios los canalizaron a crear una burocracia inflada y pagar grandes pensiones a quienes participaron en la violencia post independencia. El Banco Mundial advierte que Timor Oriental se perfila a un “abismo fiscal dañino” para el 2035.

Ramos-Horta está contando con desarrollar un yacimiento de gas en alta mar para generar ingresos. Aunque el café sigue siendo una exportación importante, él habla de desarrollar a Timor Oriental como un centro farmacéutico o de carga aérea.

Sin embargo, el turismo está desaprovechado debido a los pocos vuelos comerciales y las velocidades de Internet son de tortuga.

A unos 25 minutos de Dili, en la aldea de Ulmera, Alda Bisoi Correia, de 74 años, se pregunta cuánto valió la independencia. Dijo que el Gobierno no suministra agua. Su familia no puede costear un refrigerador. La hija adoptiva de su hijo, Sandra Correia Lopes, de 12 años, está desnutrida y enferma con frecuencia. Pasará casi un mes antes de que la familia pueda costear comprar carne.

“La independencia no ha traído ninguna diferencia para nosotros”, afirmó Correia.

Hitu Carvalho de Jesus contribuyó con reportes.

© 2025 The New York Times Company

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