Por Vivian Wang / The New York Times
BEIJING — Cuando el Gobierno chino anunció una nueva visa para atraer jóvenes talentos en ciencia y tecnología, la promocionó como un paso más para convertirse en la principal potencia científica, a la que personas de todo el mundo llegarían en tropel.
En los días antes y después del 1 de octubre, cuando se suponía que la visa entraría en vigor, comentaristas han acusado al Gobierno de invitar a extranjeros a robar empleos a los chinos, en un momento en que es más difícil que nunca para los jóvenes hallar trabajo. Influencers han asegurado que China será invadida por extranjeros.
Luego de que Henry Huiyao Wang, el director del Centro para China y la Globalización, un grupo de investigación en Beijing, elogiara la nueva visa, gente en redes sociales lo llamó traidor racial.
Plataformas han sido inundadas de comentarios racistas sobre los indios, luego de que medios noticiosos indios hicieron reportajes sobre la visa como una posible alternativa a la popular visa H-1B en EU, que ahora tiene una tarifa de 100 mil dólares.
La indignación deja entrever que China podría batallar para atraer científicos de primer nivel, aún al tiempo que EU ha recortado financiamiento para la investigación. El sentimiento antiextranjero ha crecido a medida que el Gobierno ha advertido sobre potencias extranjeras hostiles e instado a la población a denunciar a posibles espías.
Tras proponer un ligero relajamiento en los requisitos de residencia permanente para extranjeros en el 2020, dio marcha atrás ante las críticas. (China otorgó menos de 5 mil tarjetas de residencia permanente entre el 2004 y el 2014, reportó el Diario del Pueblo).
No está claro si la visa siquiera otorgaría el derecho a trabajar, en lugar de simplemente permitir a personas realizar intercambios comerciales y educativos. No se han dado a conocer detalles sobre los requisitos de elegibilidad. Los funcionarios sólo han indicado que los solicitantes necesitarían haber cursado una licenciatura en ciencias, tecnología, matemáticas o ingeniería de una universidad de prestigio.
El difícil mercado laboral para los jóvenes ha sido un punto crítico durante años. El líder chino, Xi Jinping, ha dicho que garantizar el empleo es clave para prevenir el descontento social.
En realidad, es posible que los extranjeros que ingresan con las nuevas visas K no compitan directamente con la mayoría de los jóvenes chinos desempleados. Muchos nuevos egresados están batallando porque los sectores que históricamente han contratado a la mayoría de ellos, como el sector inmobiliario o la educación, están sufriendo.
Sin embargo, en campos como manufactura avanzada o inteligencia artificial, China necesita decenas de millones de candidatos más calificados de los que tiene, de acuerdo con el Ministerio de Educación.
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