Utilizando maquinaria pesada, cuadrillas de rescate reiniciaron el jueves, dentro de una cantera de arena, la búsqueda de posibles sobrevivientes o de cadáveres de víctimas del fuerte sismo que sacudió la frontera entre Guatemala y México.
El movimiento telúrico, de magnitud 7.4, remeció la región el miércoles, causando la muerte de al menos 48 personas, mientras que decenas más se reportan como desaparecidas.
'Iniciamos labores de rescate desde muy temprano. El objetivo es que esperamos encontrar a las personas soterradas', dijo Julio César Fuentes, de los bomberos municipales departamentales.
Mientras tanto, numerosos guatemaltecos salieron en las calles en medio del frío matinal para encontrar todos los comercios cerrados y la ciudad paralizada.
El devastador terremoto derribó gruesas paredes de adobe, provocó deslizamientos de tierra que obstruyeron carreteras, y provocó una estampida de pobladores despavoridos a las calles de este idílico pueblo de la cordillera situado cerca de la frontera con México.
'Es el sismo más grande que hemos tenido en Guatemala desde el terremoto de 1976. Esto nos da una idea de lo que estamos enfrentando', afirmó el presidente Otto Pérez Molina en rueda de prensa la noche del miércoles al dar a conocer un nuevo balance de la tragedia, que también dejó más de 17,000 afectados y 23 desaparecidos.
El gobierno de Honduras ofreció su colaboración
al vecino país en las labores de socorro a favor de los afectados por el terremoto.
Personal del Cuerpo de Bomberos de Honduras, así como de la Unidad Humanitaria de las Fuerzas Armadas (UHR), se encuentra en apresto para viajar y realizar actividades de socorro en caso que las autoridades de Guatemala lo requieran.