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Indígenas navajo cuestionan envío de restos humanos a la Luna

El presidente de la Nación Navajo, Buu Nygren, expresó “profunda preocupación y decepción” de su comunidad y pidió a la NASA que retrasara el lanzamiento
05.01.2024

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.-Estados Unidos lanzará próximamente su primera nave espacial para intentar un alunizaje suave desde la era Apolo, en una colaboración histórica con el sector privado, pero la celebración está lejos de ser unánime.

La Nación Navajo, la tribu indígena más grande de Estados Unidos, ha expresado su preocupación por la presencia de restos humanos cremados en el vehículo de aterrizaje, calificando a la misión como una “profanación” de la Luna, que ocupa un lugar sagrado en su cultura.

El 8 de enero, el módulo de aterrizaje Peregrine, de Astrobotic, con sede en Pittsburgh, viajará en un cohete gigante Vulcan Centaur de la United Launch Alliance, que realizará su viaje inaugural gracias a una asociación comercial con la NASA destinada a ahorrar dinero a la agencia espacial estadounidense.

Los instrumentos científicos de Peregrine explorarán la radiación de la superficie lunar, ayudando a la NASA a prepararse mejor para las misiones tripuladas que tendrán lugar a fines de esta década bajo el programa Artemis.

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Pero el manifiesto del robot también incluye cargas útiles de dos compañías, Elysium Space y Celestis, que contendrán restos cremados y ADN dentro del módulo de aterrizaje y que están destinados a permanecer en la Luna de manera permanente.

Si bien Elysium no ha brindado detalles al respecto, Celestis cuenta con 69 “participantes” individuales, incluido el fallecido creador de la serie Star Trek, Gene Roddenberry, el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke y un perro llamado Indica-Noodle Fabiano.

Los clientes pagaron un mínimo de 12.995 dólares, según el sitio web de la empresa.

En una carta del 21 de diciembre dirigida a funcionarios de la NASA y del Departamento de Transporte, el presidente de la Nación Navajo, Buu Nygren, expresó la “profunda preocupación y profunda decepción” de su comunidad y pidió a la NASA que retrasara el lanzamiento.

“La Luna ocupa una posición sagrada en muchas culturas indígenas, incluida la nuestra”, escribió Nygren. “El acto de depositar restos humanos y otros materiales en la Luna, que podrían percibirse como descartes en cualquier otro lugar, equivale a la profanación de este espacio sagrado”.

Probable reunión

Nygren añadió que la situación recordaba a la misión Lunar Prospector, lanzada en 1998 por la NASA, que estrelló intencionalmente una sonda contra la superficie de la Luna.

A bordo se encontraban los restos del renombrado geólogo Eugene Shoemaker.

Los navajos también manifestaron objeciones en aquel momento.

La NASA se disculpó y se comprometió a consultar con los indígenas en el futuro, según un informe publicado en The Spokesman-Review, de Spokane, Washington.

El viceadministrador asociado de exploración de la NASA, Joel Kearns, dijo el jueves que un equipo intergubernamental había organizado una reunión con la Nación Navajo, pero agregó que la agencia no tenía control sobre su socio privado.

“Nos tomamos muy, muy, muy en serio las preocupaciones expresadas por la Nación Navajo y creemos que vamos a continuar con esta conversación”, afirmó Kearns a periodistas.

Celestis se mostró menos conciliadora.

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“Ninguna cultura o religión debería ejercer un veto sobre las misiones espaciales basándose en principios religiosos”, señaló la compañía.

Negando que la misión esté “profanando la Luna”, subrayó que el material permanecería a bordo del módulo de aterrizaje en lugar de depositarse en la superficie.

Kearns dijo que las crecientes asociaciones privadas de la NASA podrían conducir a “cambios en la forma en que estos temas se perciben” o al establecimiento de estándares industriales.

No será el primer ADN humano que quede en el árido cuerpo celeste: esa distinción pertenece a las casi 100 bolsas de heces y orina que dejaron los astronautas estadounidenses durante los aterrizajes lunares del Apolo entre 1969 y 1972.

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