Ciudad del Vaticano, Roma.- Durante el cónclave en el Vaticano, los 133 cardenales electores son sometidos a un estricto aislamiento que incluye la prohibición total del acceso a internet, entre otras medidas que responden a una tradición y a estrictas normas canónicas diseñadas para garantizar la pureza, libertad y confidencialidad del proceso de elección del nuevo papa.
Desde el inicio del conclave, el Vaticano desactivará su red de cobertura de telefonía móvil en todo su territorio y requisará los teléfonos de los cardenales.
Lo anterior fue comunicado a todos sus residentes y trabajadores con anticipación por la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, anunciando que se "desactivará todas las instalaciones de transmisión de la señal de telecomunicaciones celulares y de radio", para blindar el cónclave.
La falta de red afectará a todo el territorio del Estado del Vaticano, 0,4 kilómetros cuadrados en el centro de Roma, y comenzará a partir de las 3 de la tarde hora de Roma.
El cónclave es, ante todo, un acto profundamente espiritual. La Iglesia Católica considera que la elección del papa debe ser guiada por el Espíritu Santo, y para ello, los cardenales deben estar en un ambiente de recogimiento y oración, libres de distracciones externas, por lo que se encerrarán desde este hoy por el día en la Capilla Sixtina.
El acceso a internet y a otros medios de comunicación podría exponer a los cardenales a presiones externas, como opiniones públicas, campañas mediáticas o intereses políticos. Al prohibir estas conexiones, se busca garantizar que las decisiones se tomen de manera libre y sin interferencias.
Antes de iniciar el cónclave, los cardenales prestan un juramento solemne de mantener en secreto todo lo relacionado con la elección. Este compromiso incluye la prohibición de utilizar cualquier medio de comunicación, incluyendo internet, para compartir información sobre el proceso
La violación del secreto del cónclave puede acarrear sanciones severas, como la excomunión automática.