A pocos días de las elecciones venezolanas para reemplazar al fallecido presidente Hugo Chávez, sus seguidores mantienen viva en la memoria la participación de la oposición en el golpe de Estado contra el carismático líder, del que se cumplen 11 años este jueves, un fantasma del que busca deshacerse el candidato Henrique Capriles.
El presidente encargado (interino) y candidato oficialista, Nicolás Maduro, no dejó escapar la oportunidad del aniversario y acusó a Capriles, su rival en los comicios del domingo, de ser 'lo mismo' que el líder de ese golpe, el empresario Pedro Carmona.
'¡No volverán!', gritaban el lunes sus simpatizantes en un mitin en Cumaná (noreste), recordando los eventos del 11 al 13 de abril de 2002, cuando Carmona, entonces presidente de la patronal Fedecámaras, se hizo brevemente con la presidencia hasta que militares leales y una fuerte movilización popular reinstalaron en el poder a Chávez, elegido por primera vez en 1998.
Durante 14 años, Chávez vapuleó a sus rivales en las urnas, ganando su última elección en octubre ante Capriles, abogado y exgobernador del Estado Miranda (norte), por once puntos porcentuales.
Pero también abusó de los recursos estatales e inundó los medios radioeléctricos con transmisiones obligatorias, dominando las campañas y acusando a sus rivales de todo tipo de planes desestabilizadores, según la oposición.
Camino a las elecciones del domingo, Maduro adoptó la misma táctica y acusa a Capriles de planes para sabotear, atentar y desconocer los resultados del domingo.
Desestimando esos señalamientos, el candidato opositor dijo este miércoles a sus seguidores en Mérida (oeste) que en las 'próximas horas' 'van a aumentar los rumores', advirtiendo que sus rivales 'van a empezar a generar una campaña para que las persones empiecen a sentir miedo'.
'Tenemos que estar firmes', concluyó.
El ministro de Petróleo y Minería y presidente de la estatal petrolera PDVSA, Rafael Ramírez, señaló este miércoles que los hechos ocurridos hace 11 años 'no se diferencian para nada de la actitud' actual de la oposición, especialmente el partido de Capriles, Primero Justicia, y anunció que las instalaciones de la empresa están en 'alerta máxima'.
'Hemos dado todas las muestras posibles de nuestro compromiso por la democracia y creo cada día más que el gobierno es el que queda en evidencia como un gobierno que no respeta las reglas del juego democrático', dijo a la AFP Tomás Guanipa, secretario general del Primero Justicia.
'A pesar de errores que pudieran haber cometido otros actores, el liderazgo de la oposición actual es un liderazgo que está comprometido no solamente con la vía electoral sino con el fortalecimiento de la democracia', agregó Guanipa.
El breve golpe de 2002 ha sido un argumento de peso para los chavistas en la última década y le permitió a Chávez, y ahora a Maduro, convencer a sus seguidores de que un voto por la oposición sería un voto para los 'fascistas'.
'Desde el 2002, la oposición no ha sido capaz de sacudirse la imagen de ser golpista', apuntó a la AFP George Ciccariello-Maher, autor del libro 'Nosotros creamos a Chávez: una historia popular de la historia de la revolución venezolana' (We Created Chavez: A People's History of the Venezuelan Revolution').
'Es una dificultad que Capriles también tiene', dijo este profesor de ciencias políticas en la Drexel University de Filadelfia.
Capriles, que se inició en las filas de la centroderecha, ahora promueve una izquierda a la brasileña, prometiendo que mantendrá muchos de los populares programas sociales que instauró Chávez.
Sobre el golpe de 2002 niega toda relación.
Fue acusado de no detener una violenta protesta contra la embajada de Cuba durante esos días cuando era alcalde del municipio caraqueño de Baruta, y pasó cuatro meses preso esperando el juicio antes de que lo absolvieran.
En octubre, este abogado de 40 años, que le dio a la oposición el mejor resultado frente a Chávez, con 44% de los votos, admitió inmediatamente la derrota.
En su estado de Miranda, fue reelegido en diciembre al derrotar en las urnas al exvicepresidente y actual canciller Elías Jaua.
Pero el chavismo sigue vinculándolo con el golpismo y en esta campaña para las presidenciales del domingo, Maduro afirmó que la oposición estaba intentando reclutar a oficiales de las Fuerzas Armadas para apoyarla en el desconocimiento del resultado de las urnas si pierde, así como de tener planes para sabotear el sistema eléctrico.
Diosdado Cabello, figura fuerte de la fuerza gobernante, acusó además este miércoles a la oposición de estar vinculada con un supuesto complot de mercenarios centroamericanos para desestabilizar el país y presentó presuntas pruebas de colaboradores de Capriles que barajarían la posibilidad de desconocer los resultados del domingo.
Maduro y Capriles se comprometieron el martes a reconocer la voluntad del pueblo el domingo, aunque lo hicieron firmando documentos distintos.