Ciudad de México. La captura del narcotraficante Héctor Beltrán Leyva por militares mexicanos es un nuevo éxito de la estrategia del gobierno contra los barones de la droga, que llega cuando el país sigue escandalizado por dos casos de posibles crímenes de fuerzas de seguridad contra civiles.
El Ejército, que está en el punto de mira por las denuncias de una ejecución sumaria de 21 presuntos criminales, logró el miércoles atrapar a Beltrán Leyva sin necesidad de disparar un tiro, en un operativo de inteligencia que fue inmediatamente aplaudido por el presidente Enrique Peña Nieto.
“El Ejército necesita en este momento mostrar éxitos por cosas positivas y esta detención es una de ellas. Necesitan mostrar que no solo hay violaciones a los derechos humanos sino que hay acciones muy efectivas”, dijo Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad de la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
‘El H’ había heredado el control del cártel de los Beltrán Leyva tras la muerte en 2009 de su hermano Arturo, alias “El Jefe de Jefes”, en un contundente operativo de la Marina Armada en el que hubo otros cinco muertos.
El actual gobierno de Peña Nieto (PRI) mantiene que ha extremado el respeto a los derechos humanos en el combate al crimen organizado, pero en las últimas semanas dos posibles casos de brutales abusos han puesto en duda el compromiso de las fuerzas de seguridad.
El primero ha sido la investigación de la muerte de 22 presuntos delincuentes a manos de soldados el 30 de junio en el municipio de Tlatlaya (centro).
El Ejército informó en un primer momento que las muertes se produjeron en un enfrentamiento, pero una supuesta testigo denunció en septiembre que en el tiroteo solo murió un presunto delincuente y que los otros 21 en realidad fueron ejecutados por soldados después de rendirse.
Tras esta revelación, ocho militares involucrados en el caso fueron detenidos por la justicia militar y tres serán acusados de homicidio por la fiscalía general.
Analistas reconocen que el gobierno de Peña Nieto está siendo más efectivo en la captura de los grandes capos que el de su predecesor Felipe Calderón (2006-2012), quien lanzó al Ejército a combatir a los carteles originando una ola de violencia en la que murieron más de 70,000 personas en su mandato.