TEGUCIGALPA, HONDURAS
Con solo observarla dan ganas de deleitar el paladar con su suculento sabor.
Su textura cremosa y un delicioso aroma a tradición hondureña provocan sentarse, olvidarse de todo, exhalar el estrés y degustar una fresca cuajada acompañada de tortillas recién hechas.
Quien ha sido gestora y a la vez testigo de estas expresiones de placer culinario es doña Margarita Martínez Amador, de 82 años de edad.
Doña Margarita elabora cuajada de manera tradicional desde hace más de siete décadas y su talento lo ha puesto a disposición de las personas hace ya 54 años.
El arte de la elaboración de este derivado de la leche lo aprendió de su madre y también obtuvo el secreto para que el producto resultara cautivador para sus clientes.
“El éxito es no quitarle la mantequilla, porque sino se le quita el buen sabor”, expresó la señora mientras señala la mesa en la que expone el resultado final de su trabajo.
Tempranito a trabajar
Para comprar lácteos preparados por doña Margarita se debe tomar rumbo a la calle que conduce a la Aldea Mateo, en el sector de Las Tapias, justo enfrente de la Iglesia San Antonio de Padua.
En el portón de su residencia se observan rótulos elaborados a mano en los que se anuncian los productos que se ofertan.
Los precios dependen del tamaño y cantidad de cuajada.
Por ejemplo, se venden bolitas de cuajada desde los diez lempiras hasta los 40 lempiras.
“Yo las comencé vendiendo hace años a cinco lempiras, este negocio no resulta, pero a mí me da pena que cuando me vienen a preguntar por la cuajada, decirles que no hay, que no he hecho”, expresó la octogenaria.
Otro de los secretos por el que el sabor de esta cuajada es tan peculiar es que su artesana no ha probado más cuajada que la que ella elabora, por lo que su receta no ha sido influenciada por otro sabores.
Al día elabora más de cien bolitas de cuajada y envasa 80 botellas de leche.
La mayoría de sus clientes le visitan de 7:00 AM hasta las 5:00 PM .
Desde las 4:00 AM, doña Margarita se levanta cada día para iniciar con el procedimiento para realizar la cuajada, pues debe estar a tiempo para cuando llegue el primer cliente.
Se tarda un promedio de dos horas para elaborar su producto y sus clientes le buscan de todos lados de la ciudad.
Para doña Margarita, este trabajo se ha convertido en un pasatiempo con el que satisface el paladar de cientos de personas a las que ha fascinado con deliciosa cuajada.
