Honduras

Construcción de represas en el Valle de Sula son cruciales para salvar vidas y bienes

Unas represas en el afluente del río Ulúa y el Chamelecón serían la gran solución para evitar descargas incontrolables de agua sobre el Valle de Sula

25.11.2020

SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Ante el avance del cambio climático, la adopción de medidas son prioridad para evitar consecuencias nefastas en el Valle de Sula en donde la única opción es la construcción de represas que eviten que los ríos Chamelecón y Ulúa lleguen libremente y sin control alguno.

El Estado, con la participación de los sectores público y privado, debe accionar para mitigar las crisis que surgen con la presencia de los fenómenos climáticos, cada vez más recurrentes.

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De acuerdo a un documental del Consejo Empresarial de América Latina-Capítulo de Honduras (CEAL-Honduras), en la pasada tormenta tropical Eta que asoló el país los cauces y afluentes de los ríos Chamelecón y Ulúa recibieron una gran cantidad de agua que se depositó en el Valle de Sula.

Solo el Chamelecón tuvo una descarga en su caudal de 3,600 metros cúbicos por segundo, mientras el Ulúa la cantidad fue de 13,700 metros cúbicos por segundo, que al no encontrar ninguna retención en el trayecto hacia el Valle de Sula se trasladaron libremente, llegando las aguas de manera íntegra, inundando tierras y comunidades, provocando pérdidas humanas, así como daños a la infraestructura productiva de la zona.

Represas

Para proteger a la población del Valle de Sula, el pulmón económico y comercial de Honduras con casi dos millones de habitantes, es vital no seguir postergando la construcción de la represa El Tablón en el sitio que se identificó desde 1977, después del huracán Fifí que golpeó al país en 1974.

Las fallas meteorológicas Chamelecón 280 y La Vegona sobre los datos de precipitación pluvial generadas, ya no las vuelven confiables para fines del cálculo del hidrograma del caudal del río Chamelecón, por lo que deben ser optimizados.

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Se estima que el caudal del crecimiento registrado en la estación El Tablón fue superior a los 3,600 metros cúbicos por segundo, pero de construirse la referida represa en el sitio referido el caudal que bajaría sería de 2,300 metros cúbicos por segundo, una reducción de 1,300 metros cúbicos por segundo.

Igual prioridad debería tener la cuenca en el río Ulúa, solo que aquí se han identificado tres proyectos de represas que localizadas una delante de otra en su recorrido aguas abajo lograrían un manejo y control al caudal hídrico por el que corre y se descarga también en el Valle de Sula.

La primera represa ya se encuentra en construcción y es El Tornillito, una iniciativa de inversión privada, la segunda sería Llanitos y la tercera del sistema de represas en cascada sobre el Ulúa sería la de Jicatuyo.

De concretarse la construcción de estas represas, sus embalses retendrían grandes volúmenes de agua y el beneficio sería, además de generar electricidad e irrigación de cultivos, que se reduzcan las descargas de agua al Valle de Sula a solo 376 metros cúbicos por segundo, de los actuales 13,707 metros cúbicos por segundo que nos dejaron las últimas tormentas tropicales en este noviembre.

Además de Eta, Iota se abatió sobre el país, inundando el Valle de Sula por segunda ocasión en menos de dos semanas.

Los canales de alivio construidos sobre el Valle de Sula, a falta de las referidas represas, ayudaron a conducir el paso de las aguas descargadas por los dos ríos, pero la falta de mantenimiento de los mismos fue insuficiente en estas ocasiones.

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El país debe dar seguridad a los pobladores de que sus vidas y hogares no volverán a estar en peligro, así como certidumbre a los empresarios que sus inversiones no estarán en riesgo, además que las inundaciones provocan una interrupción de la cadena de suministros a la economía nacional, ya que el eje vial del Valle de Sula conecta al país con las regiones centro, sur-oriente, occidente y el noreste, además de la crucial instalación portuaria de Puerto Cortés, donde salen la mayoría de las exportaciones e importaciones del país.

Las cuatro referidas represas promoverán una gran inversión nacional y extranjera, brindarán seguridad energética renovable al país y potenciarán la producción industrial y agrícola de Honduras, al recuperar y asegurar miles de hectáreas para los cultivos agrícolas, así como aseguraría la industria y el comercio de la región.