“La orgía de sangre ha sido tan absurda, tan increíble, tan irracional, tan diabólica que no puede seguir”, dijo el obispo Rómulo Emiliani al referirse a las muertes que cada día se registran en Honduras.
El prelado envió un mensaje de reflexión al pueblo, gobernantes y sociedad en general para que la Semana Santa sea tiempo de oración y esperanza, así como de arrepentimiento.
Emiliani dice que en este momento los hondureños debemos caer de rodillas ante Dios, humillarnos y postrarnos ante el Señor para reconocer todos nuestros pecados y faltas.
“Estamos viendo que la gente está comprendiendo y hay una renovación en el pueblo porque hemos tocado fondo, hay un resurgir y hay un deseo grande de creer en Dios y confiar más en Honduras. En todas partes, el Domingo de Ramos, muchísima gente acudió a los templos”.
Ejemplificó que en San Pedro Sula hay parroquias con mucho más compromiso como la del Sagrado Corazón, en el barrio Las Palmas, una comunidad muy sufrida porque cada año se registra un promedio de 140 asesinatos.
La procesión del Domingo de Ramos, encabezada por Emiliani, pasó por las colonias La Unión, Montefresco y otras que han sufrido violencia.
Allí la gente pidió a Dios parar las muertes.
Alto a la confrontación
Para el obispo no es únicamente la violencia la que tiene al pueblo de rodillas, sino la incertidumbre de la aprobación de leyes y decisiones que al final afectarán a los pobres.
“El gobierno y el Congreso Nacional deben buscar un consenso en lo posible, previo a cada decisión, deben hablar con la gente y escuchar para que las leyes, en lo posible, sean fruto de un consenso”.
Emiliani les recuerda a los líderes del país que gobernar es un arte y para que funcione deben escuchar a la gente, al pueblo. Se debe dialogar y aprobar leyes que puedan cumplirse que sean Leyes realistas y viables porque de lo contrario no se cumplen”.
“La confrontación del gobierno con los medios de comunicación debe parar. No conviene pelearnos entre nosotros porque de una manera u otra incidimos en la opinión pública”, aseguró.
A criterio del líder de la Iglesia Católica, un país dividido es un país desbaratado y hay que buscar puentes de comunicación y de diálogo para salir adelante y atender los verdaderos problemas.
Dijo que la confrontación no es buena porque lo que lleva es a dividir los pueblos y dejarlos en pedazos y se debe luchar para que Honduras no termine despedazada.
