Fines estrictamente particulares habría tenido el misterioso viaje del presidente de Honduras, Porfirio Lobo, el fin de semana a Estados Unidos, justo cuando el país entero era presa de la conmoción por el cobarde crimen contra el periodista Alfredo Villatoro.
Al menos esa es la versión que se manejó ayer ante el inexplicable silencio de varios funcionarios de gobierno, incluso de la primera dama Rosa Elena de Lobo, quienes se han negado a informar sobre el intempestivo viaje del mandatario.
Según trascendió, Lobo Sosa no habría realizado ninguna visita de Estado, como se manejó originalmente, sino un viaje personal a la ciudad de New Orleans, Estados Unidos, para asistir a los actos de graduación de un familiar en la Universidad de Tulane, versión que no fue desmentida ni confirmada por Casa de Gobierno.
El titular del Ejecutivo viajó el viernes a territorio estadounidense y retornó hasta el día domingo al país en medio del clima de incertidumbre que vive la población ante la preocupante ola de violencia y los ataques en contra de la prensa. Se maneja que tanto el ministro de Comunicaciones, Miguel ángel Bonilla, como el secretario privado de la Presidencia, Reinaldo Sánchez, y la Primera Dama se habrían negado a informar sobre el viaje del Presidente para evitar las críticas de la ciudadanía que demanda acciones urgentes contra la delincuencia y la criminalidad.
Lobo reapareció ayer casi al mediodía en Casa de Gobierno, hasta donde llegó a bordo de uno de los helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) y no en el helicóptero presidencial.
Consultado por la prensa desde lejos cuando transitaba por uno de los pasillos de la sede del Ejecutivo sobre su viaje a Estados Unidos, el gobernante respondió: “no se puede dar su deslizadita uno”.
