Sn trazos hechos por la mano de Dios. Sus instrumentos son los elementos de la naturaleza. De ahí que su belleza sea celestial.
Durante la temporada de invierno el cielo hondureño se ve matizado de colores. Se trata de un espectáculo visual sin igual.
El meteorólogo Herson Sierra explicó el fenómeno detallando que “cuando las corrientes de aire caliente ascienden de forma
vertical, van formando las nubes covectivas comulonimbus o de tormenta, las que alcanzan alturas mayores a 60,000 pies con temperaturas menores a 60 grados celcius bajo cero en la parte superior.
En ese nivel de altura las minúsculas gotas de agua se convierten en cristales de hielo y al ser concentradas en las corrientes de viento en chorro se reflejan en forma de nubes cirrus o cirrustratus”, detalló.
El experto detalló que a esa elevación la nube madre deja de crecer, aplanándose en forma de yunque en la parte superior, tanto por la temperatura baja y los fuertes vientos provenientes del sur, las que arrastran los cirrus y cuando la luz del sol los penetra se comportan como pequeños prismas que le cambian el rumbo al rayo solar, causando de esta manera una mezcla decolores.
“El efecto se genera cuando los cirrustratus se anteponen entre la inclinación de los rayos solares y nuestra vista”, destacó el experto.
Entre tanto Mario Centeno, del Servicio Meteorológico Nacional, expresó que “en estos fenómenos naturales por lo general solo se aprecia la gama de colores de los cirrustratos, pero me sorprende al apreciar en las imágenes las tonalidades y la dimensión con la que cubrieron el cielo. Lo que pudo haber sido impresionante para los capitalinos que lo observaron”.
“No hay duda que era una nube grande de tormenta que a medida descargó la lluvia se fue desgarrando, dejando nubes altas o cirros, que al recibir la radiación solar causaron efecto óptico. De allí se pueden observar nubes medias y nubes bajas”.
En las temporadas lluviosas, cuando llegan las nubes de tormenta que se elevan en cúmulos verticales, las gotas en forma de lluvia se desprenden dándole vida a la naturaleza y en lo más alto los cirros forman sorprendentes matices, ya sean halos de luz alrededor del sol o en luna llena, o bien cubriendo el cielo con sus magníficos colores que deleitan nuestra vista.