1. El pago. El empleado de la clínica (izquierda) recibe del reportero de EL HERALDO el pago de 1,200 lempiras para tramitar una licencia sin hacer el examen de conducir.
2. contacto. El reportero llega a las afueras de la Dirección Nacional de Tránsito para encontrarse con el tramitador que aseguró tener un contacto en esa institución que consigue las licencias de conducir al alterar el procedimiento establecido en la ley.
3. documentación. Se le dan los exámenes médicos y la copia del recibo de la compra de la cita para que se los dé a la persona en Tránsito que lleva a cabo el trámite de las licencias.
4. cédula. Al gestor de la ilegalidad se le entregó la tarjeta de identidad para que le sacara copia y la anexara a otros documentos.
5. fotografía. Una empleada de Tránsito, tras tomarle una fotografía al reportero de EL HERALDO que va inserta en la licencia, se queda con el expediente de la tramitación del certificado.
6. Entrega. El último paso que se da es recoger la licencia en una ventanilla. Una mujer llama a los interesados y, tras verificar el nombre con el recibo de la cita, se la entrega.
7. la evidencia. El periodista de EL HERALDO sale de las instalaciones de Tránsito con la licencia de conducir en la mano, la prueba de que la corrupción está enraizada en esta dependencia de la Policía.
En las afueras de la Dirección Nacional de Tránsito funcionan varias clínicas donde los empleados son parte de la red de corrupción que vende las licencias de conducir.
La DNT tiene un deficiente sistema de control en la emisión de licencias por la colusión de empleados con personas externas, sin que las autoridades se interesen por corregir la situación.
Foto: El Heraldo
Unas 300 licencias de conducir se emiten diariamente en la Dirección Nacional de Tránsito.