Sentados en el suelo del área conocida como “pilas” dentro del hospital Escuela de Tegucigalpa, los estudiantes de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) han pasado ya más de mes y medio en huelga.
Los jóvenes, en su mayoría originarios de la capital de Honduras, reclaman además de mejores condiciones laborales, un aumento al salario beca que se nivele a los gastos en los que incurren al realizar su práctica.
El contrato-beca actualmente es de cinco mil lempiras.
“Nosotros hemos sido flexibles en el aumento. En el acuerdo firmado el año pasado, que es tripartito (UNAH, Facultad de Medicina y Secretaría de Salud), ellos, las autoridades, proponían un aumento de 10 mil lempiras”, expresó Osman Aguilar, vocero oficial de los internos a nivel nacional.
De acuerdo a Aguilar, los estudiantes comprenden que Honduras atraviesa por una crisis económica, por lo que están dispuestos a negociar el incremento; sin embargo, rechazaron el aumento de 500 lempiras que propuso la Secretaría de Salud.
Según el reglamento, los estudiantes deberían gozar de un incremento en la beca acorde al porcentaje de aumento del costo de vida de cualquier hondureño.
No obstante, el aumento no se ha hecho efectivo desde 2004.
Sin horario ni lugar para comer
La jornada de los internos inicia antes de las siete de la mañana, cuando reciben el turno de sus compañeros que pasaron la noche en el hospital.
La primera actividad académica del día es la visita a las salas a cargo de un especialista. Posteriormente, los estudiantes atienden los casos asignados, practican algún procedimiento bajo supervisión o trasladan a los pacientes a las áreas de exámenes técnicos.
Al final de la tarde o de la noche, algunos regresan a sus casas, mientras otro grupo realiza la guardia.
“Estamos en la sala desde las siete hasta que terminamos nuestro trabajo, que normalmente es a las cinco de la tarde; pero por la demanda que hay en nuestro hospital eso no se cumple”, comenta Ligia Zúniga, estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNAH.
De acuerdo al reglamento, los internos deben asistir al menos a dos horas de clase al día; pero esto no se ajusta a la realidad. Existen días en los que las labores cotidianas obligan a los alumnos a extender su horario de servicio.
“No hay horario para que nosotros podamos comer. Comemos cuando podemos. Además, no hay lugar para comer. Normalmente nos turnamos entre nosotros, tenemos que hacer rondas porque no podemos dejar sola la emergencia. Lo que hacemos es ir de dos en dos, de tres en tres, y a veces es hasta las cuatro de la tarde que nosotros desayunamos y almorzamos. Estamos ayudando al pueblo con la salud, pero nos estamos perjudicando a nosotros”, expuso Zúniga.
Otros profesionales que laboran en el hospital Escuela sí cuentan con espacio físico dentro de las salas o departamentos para descansar o ingerir sus alimentos, aunque el reglamento interno establece que deben hacerlo en la cafetería, a excepción de áreas en las que los empleados no pueden abandonar sus labores.
Jornadas extenuantes
De acuerdo a las autoridades de la máxima casa de estudios de Honduras, los internos sostienen el 70 por ciento de la atención hospitalaria pública del país.
Es por ello que cada cuatro días, los estudiantes deben cumplir con un turno de 14 horas los días de semana y hasta 24 el domingo. Finalizado el mismo, de inmediato deben presentarse a la sala, a realizar la visita con el especialista.
El horario rígido no permite que los internos se movilicen para cumplir con costumbres de higiene básicas, lo que genera malestar entre los estudiantes asignados al hospital Escuela.
“No hay lugar dónde ducharse, no hay lugar dónde cepillarse los dientes y tenemos que estar limpios y nítidos como debe ser cualquier médico a las siete de la mañana, con nuestros pacientes ya conocidos, ya evaluados por nosotros”, previo a la llegada del especialista, indicó Ligia.
A esto se suma el cansancio que podría “lavarse” con una ducha ligera, lo que ha provocado que algunos de los jóvenes pierdan concentración en sus labores y terminen hiriéndose con los instrumentos utilizados en la atención de emergencias o a pincharse con agujas contaminadas.
“A veces tenemos que estar hasta 36 horas despiertos para estar atendiendo a nuestros pacientes en sala como en emergencia”, dijo por su parte Elisa Alvarado, estudiante de séptimo año de Medicina.
Alvarado argumenta que las solicitudes dirigidas a mejorar las condiciones de trabajo “son necesidades básicas que como personas, no como estudiantes, uno las debería de tener”.
“Es cierto, somos estudiantes, pero no nos tratan como estudiantes sino como mano de obra para tratar un trabajo. Lo que nosotros queremos es que se nos respete ese derecho”, agregó.
En algunos casos, las jornadas pueden extenderse a 36 horas. Además de los internos, solo los residentes o especialistas realizan turnos regulares por las noches.
El resto de personal que atiende directamente a los pacientes dentro del hospital Escuela, está dividido en tres jornadas de trabajo: el turno A, de 7:00 AM a 3:00 PM; turno B, de 3:00 PM a 10:00 PM y turno C, de 10:00 PM a 7:00 AM.