Una nueva tragedia natural se registró en Marale. Esta vez un potente viento arrancó frondosos árboles y los techos de unas 30 viviendas en la comunidad.
Los vecinos aseguran que la fuerza del viento era tan potente que hasta temían que les destruyera hasta las paredes de las casas.
El reporte inicial del Instituto de Conservación Forestal (ICF) indica que unos 400 árboles fueron derribados por la fuerza de los vientos.
Estos pinos serán otorgados a los afectados para que reconstruyan los techos de las casas.
Las autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) informaron que luego de conocer los daños en la comunidad decidieron llevar víveres, láminas de zinc y colchonetas para los afectados.
Marvin Aparicio, oficial técnico regional de Copeco, constató que unas 30 casas sufrieron daños significativos.
De acuerdo con Aparicio, los vecinos reutilizaron algunas láminas y desde la oficina central de Copeco se les envió 200 láminas.
Según la evaluación hecha en el lugar, el desprendimiento de los techos se produjo no solo por la fuerza del viento, sino también por la debilidad que presentaban las estructuras de las casas, con vigas viejas cuya vida útil terminó y deberían ser cambiadas, lo que requerirá de un proceso de reconstrucción a mediano plazo.
Movimientos de tierra
En el mes de septiembre de 2007, mientras se festejaban actos en honor a la patria, un sismo de gran magnitud azotó la zona de Marale.
En aquel momento 422 viviendas -en dos municipios caracterizados por la extrema pobreza en que residen la mayoría de los habitantes- fueron dañadas por el movimiento de tierra.
Las casas de bahareque, en su mayoría, presentaban grietas en diferentes lugares.
Las familias de la zona, al momento de los movimientos telúricos, fueron trasladadas a un campo abierto, donde permanecieron por varias semanas a la intemperie.
Los niños y adultos permanecieron día y noche en galeras forradas con plástico y ramas, bajo fuertes tormentas que azotaron la zona después del sismo.
De forma posterior, en 2008, durante los meses de septiembre y octubre, se registraron nuevos daños en la zona a causa de las precipitaciones.
Las autoridades municipales desde el año 2007 han solicitado varias obras de infraestructura para reducir la vulnerabilidad de la comunidad, pero no se ha logrado una respuesta concreta.
Las autoridades de Copeco advirtieron que en la zona se activó una falla geológica de la cual en un principio se llegó a pensar que era un volcán reactivándose.