El único rastro que han dejado los cuatro policías hondureños, acusados de haber asesinado a dos universitarios el pasado 22 de octubre, es la alerta que libró sobre ellos la Policía Internacional (Interpol). Aparte de eso no hay ninguna pista que lleve a dar con su paradero.
Estos cuatro prófugos de la justicia comparten lugar, en el sitio de Internet de Interpol, nada más y nada menos que con uno de los principales asesores del hoy fallecido y dictador de Libia Muamar Gadafi y con uno de sus hijos, que también huyen de la justicia.
En la página principal de la sección Wanted Persons, Personas Buscadas, de la Interporl se incluyen nueve nombres de las personas que en este momento tienen prioridad para localizar.
Entre ellos se encuentran los cuatro policías hondureños: Santos Arnulfo Padilla Rodríguez, José Rubén Pozo López, Wilfredo Figueroa Velásquez y Carlos Geovanny Galeas Cruz.
Estos cuatro policías, fueron señalados de haber participado (el 22 de octubre) de manera directa en el asesinato de los jóvenes Carlos Pineda y Alejandro Vargas, este último hijo de la rectora de la UNAH, Julieta Castellanos.
El involucramiento de estos elementos del cuerpo de seguridad destapó la olla de corrupción que operaba en la Policía, lo que marcó el inicio de la crisis de la institución, al grado que la sociedad exige hoy día una rápida intervención de la entidad por notables hondureños y extranjeros.
Las investigaciones de EL HERALDO revelaron que dentro de algunas postas policiales operaban carteles de policías que se dedicaban al sicariato, robo de autos, asalto de viviendas, extorsiones, robo de armas de la misma institución policial, cobrar impuesto de guerra a taxistas, centros ilegales de prostitución y centros de distribución de drogas, entre otros.
Los otros prófugos
A los hondureños le acompañan, en la página principal de Personas Buscadas de la Interpol, Assaadi Gadafi, también conocido como Saadi, uno de los hijos del dictador libio, Maumar Gadafi.
De acuerdo con las informaciones que maneja la Interpol, Saadi nació en 1973, era un futbolista profesional, jugó dos partidos en la liga italiana, donde fue acusado de dopaje.
La Interpol lo busca por crímenes de robo y es también el principal acusado del asesinato de un jugador famoso de Libia en la última década. Se presume que en septiembre pasado logró cruzar la frontera con Libia y se exilió en Níger.
Otro que aparece junto a los cuatro hondureños es Hanshiri Iz al-Din, ex Secretario General del Comité de Transporte de Libia, durante la dictadura de Gadafi. Al-Hanshiri Iz al-Din es buscado por el gobierno actual de Libia por la comisión de varios delitos. En esta exclusiva portada en Internet de Personas Buscadas por Interpol también figura Mohamed Abdel Aziz Ahmed, de 33 años, y originario de Egipto, donde se le acusa del delito de fraude.
Además, está Chaudhry Shahid Raza, de origen pakistaní de 35 años, quien tiene una orden de captura emitida por el gobierno de Dinamarca por los delitos de crímenes contra la vida y la salud.
Siguen suspensiones
Los cuatro policías hondureños lograron escapar con la displicencia de las autoridades de la Secretaría de Seguridad. Las investigaciones habían identificado a esos cuatro elementos como los autores materiales del crimen de los dos universitarios, pero a pesar de eso el jefe de la Metropolitana 1, Jorge Barralaga les firmó un permiso para salir de fin de semana libre.
Ahora este oficial está suspendido y no ha sido nombrado en ningún otro cargo. En ese entonces, Barralaga dijo que no tenía las herramientas jurídicas necesarias para retenerlos y que hacerlo sería como 'cometer un pecado'. Sin embargo la Ley de Policía establece en su procedimiento administrativo de 'Causales de despido', que las autoridades pueden mantener en depósito a sus elementos por un máximo de ocho días, lo que no se hizo.