Tegucigalpa, Honduras.- Desde que los hermanos Lumière hicieron la primera obra a la gran pantalla en 1895, el cine se ha convertido en un medio por excelencia para exponer historias fantásticas, conmovedoras e inolvidables, convirtiéndose una máxima expresión del arte.
Si bien las historias de ficción suelen ser cautivadoras, aquellas que reflejan una realidad que atraviesan cientos de personas pueden resultar más impactante, dejando impregnados en los espectadores una reflexión sobre problemas que muchas veces existen, pero se encuentran en silencio por la poca visibilización.
Es así como un grupo de hondureñas con vocación por el séptimo arte y su conciencia por alzar la voz contra la violencia doméstica que sufren muchas de sus congéneres realizaron el cortometraje “La Llave”.
La obra es realizada en el marco de la escuela de cine “Una Mirada Propia” con apoyo del Colectivo de Cineastas Hondureñas. El grupo de mujeres jóvenes se inspiró en el caso de Morella León.
El caso de Morella León fue uno de los más impactantes en Venezuela, pues por tres décadas fue privada de su libertad por su novio, verdugo del infierno que vivió, al ser este el responsable de ejercer violencia física, psicológica, sexual y económica contra Morella.
Es así como Nancy García e Inma López, directoras de “La Llave” junto sus compañeras tomaron esta historia como punto de referencia para hacer eco sobre la situación en la que viven cientos de hondureñas.
La trama gira en torno a Carmen (Adriana Vega), quien contrajo matrimonio con Marcos (Abraham Aguilera). Ambos se van a vivir juntos, pero el control obsesivo de Marcos por cada acción que haga Carmen se convierte en el inicio de su calvario.
“Carmen es muy sometida emocionalmente a Marcos, un hombre que constantemente le está haciendo creer, o le está haciendo dudar de las capacidades que ella podría tener y de la decisión como de salir de esta relación, que llega a un punto donde la violencia es muy fuerte, la violencia sexual, la violencia física”, explicó García en una entrevista con EL HERALDO.
La protagonista es controlada al punto que no puede ni siquiera salir de la casa y tampoco entablar conversación con otras personas, sumado a que debe enfrentar los maltratos en soledad debido al fallecimiento de su madre. Producto de ello, se vuelve dependiente de medicamentos que le ayudan a conciliar el sueño.
García mencionó que esta situación, por desgracia, la viven muchas mujeres en Honduras; pasan los años viviendo sometidas y en ocasiones, terminan con la muerte de ellas, lamentando que esto también quede en impunidad.
Pasando el tiempo, la valentía de Carmen sale a flote para tomar “La Llave” y marcharse de ese lugar lleno de inseguridad para ella, dando paso a una nueva vida.
“La Llave” resulta ser una metáfora, cuyo mensaje es que “existe la posibilidad poder tomar una llave, poder tomar la llave y decir: yo quiero, deseo y creo que tengo la capacidad de poder salir de una relación en la que estoy siendo violentada”, señaló García.
Valeria Solís, quien fue una de las productoras del cortometraje, consideró que “muchas mujeres al ver el cortometraje, se pueden sentir identificadas con este tipo de relaciones, tal vez no tan extremo, pero muchos casos en Honduras sí llegan a este extremo, relaciones de violencia que se vive debido a que tenemos una cultura muy patriarcal, muy machista”.
Al igual que Nancy García, Solís apuntó que la reflexión que se plasma en la obra es que las mujeres que viven en una situación de violencia por parte de sus parejas, “aunque no sea fácil, pueden escoger irse y ser felices consigo mismas”.
Rompiendo el estigma
Adriana Vega, quien encarnó a “Carmen” en el cortometraje, lamenta que en la vida real sea muy común que las víctimas de violencia doméstica primeramente sean juzgadas y bombardeadas por la interrogante “¿Y por qué no te fuiste?”, sin ponerse en el lugar de ellas en el cual son sometidas psicológica, física y económicamente.
Bajo esta relación de dominación, consecuentemente, Vega enfatizó que en el cortometraje “él (Marcos) la hace ver que ella (Carmen) lo necesita, que ella necesita vivir en esa casa, que ella necesita que él la cuide, que él la proteja; y que ella se sienta que al salir de esa casa o al dejarlo a él, pierde esa protección”.
Para poder transmitir este mensaje de empatizar con las afectadas, Adriana se inmiscuyó y educó aún más en los efectos que padece una persona que atraviesa violencia doméstica, comprender el abuso en el que se encuentran y que no es tan sencillo salir de esas cadenas. De hecho, es por ello que ella resalta que quienes rompen este patrón son personas con mucha valentía.
“Parte de la experiencia era tratar de responder estas preguntas, tratar de plasmarlas y para mí, como actriz, también tratar de comprender a una mujer que es víctima de violencia, qué es lo que pasa por su cabeza”, confesó la actriz.
Además de tener que reflejar el desgaste de vivir en este tipo de relación, Vega logra inspirar esa alegría que causa el romper este dominio, abrazar la libertad, heroísmo y esa confianza de que ella Carmen puede salir adelante con su vida por su propia cuenta.
Cine hecho por mujeres
“La Llave” al ser un proyecto de parte del diplomado de la escuela de cine “Una Mirada Propia”, hasta el momento solo fue proyectado el 7 de diciembre de 2024 en Casa del Teatro Memorias, ubicado en el casco histórico de la capital.
Gracias a este proyecto, las jóvenes aprendieron sobre producción audiovisual y cinematográfica con un enfoque de género.
Asimismo, “La Llave” se tradujo en el descubrimiento de una nueva faceta para Adriana Vega, joven actriz de 23 años egresada de la Academia Nacional de Arte Dramático, teniendo un recorrido en teatro y cine, apareciendo en obras como la película basada en el atroz crimen contra Riccy Mabel.
La mayoría de sus papeles han sido interpretando a personajes adolescentes y jóvenes, por lo que darle vida a Carmen, siendo esta una mujer adulta, fue una nueva experiencia. Ante ello, interpretar a Carmen se convirtió en una valiosa lección de aprendizaje no solo en el séptimo arte, sino también en entender a sus congéneres.
Valeria Solís y Adriana Vega coinciden en que a través de este cine se exponen las historias de una mujer bajo la óptica de este sexo, con la que muchas podrían sentirse identificadas, ya sean historias tristes, pero también de superación y empoderamiento, bajo la cosmovisión de ser mujer.
“Hay tantas mujeres que tienen tantas historias por contar y creo que no hay nadie mejor para contarlas que las propias mujeres, porque ser mujer es toda una experiencia compartida. Entre mujeres nos entendemos de una manera muy única y muy diferente”, destacó Vega.
Por su parte, la productora manifestó que el cine “nos empodera a las mujeres a contar nuestras propias historias desde nuestro punto de vista. Muchos hombres se hacen la idea de que entienden lo que es ser mujer porque conviven con mujeres, porque tienen pareja, porque tienen mamás, hermanas, pero no es lo mismo, porque la experiencia que tenemos como mujeres es universal”.
Por otro lado, contemplan la posibilidad de que el cortometraje pueda ser expuesto en festivales de cine y así promover a que las mujeres se adentren en este arte y relaten historias desde su óptica.
“Esa chispa que para muchas en el grupo nos va a impulsar a contar más historias y ese es el caso mío. Yo estoy emocionada que más adelante pueda producir o dirigir historias con este enfoque de género”, dijo Solís.
Es así como las jóvenes ven el cine como una inspiración para que desde chicas se motiven a perseguir esos sueños de ser escritoras, actrices, directoras e incluso, otras áreas más allá del cine.
“Que se lancen a hacerlo, que aprendan, que estudien, que se eduquen y que busquen entrar, que busquen porque eso, lo que ellas puedan traer va a enriquecer el arte en Honduras y va a enriquecer el arte de Honduras a nivel de Centroamérica, a nivel de Latinoamérica también”, instó Vega a las hondureñas.
