Rodeados de la naturaleza de El Picacho, bailarines de Olancho, Puerto Cortés, Danlí, Comayagua, Choluteca, Copán y de la capital, vivieron una gran fiesta folclórica en el VI Congreso Didáctico para la Unificación y Divulgación de la Danza Folclórica Hondureña, cuyo lema fue “Bailemos al aire libre”, y que finalizó con un festival.
El creador y organizador del congreso, David Flores, dijo sentirse satisfecho con los resultados, ya que corrigieron diez danzas que ya no se bailan o se bailan incorrectamente. “Estoy impresionado del ánimo y la pasión de la gente por la danza folclórica de nuestro país, los participantes demostraron que tienen un amor por la cultura de Honduras, y más que eso, el deseo de proyectarla, de poder evolucionar dentro de la danza y volverla más profesional, y esa es una de las razones por la que ellos vienen a instruirse a este congreso”, dijo Flores.
El encuentro en 2013 fue dedicado a la profesora Sonia de San Martín, de Comayagua, y en 2014 será en honor al maestro Luis Gustavo Castellón, de Olancho.
Danzas corregidas
Tres grupos se organizaron para presentar las diez danzas que tomaron a consideración, ellos fueron: Agalta, Acuario y ¡Pa! Déjese Venir.
El jurado, conformado por Sonia de San Martín, Octavio Maradiaga, Cristian Flores y Danilo San Martín, evaluaron cuatro aspectos: coreografía, expresión, coordinación y ritmo.
Fue así que el grupo Agalta, formado por los más pequeños del congreso, bailaron la danza “El jarabe yoreño”, de Victoria, Yoro, que está clasificada en las danzas populares coloniales bailadas por los campesinos en las fiestas a eso de la medianoche, cuando los varones ya no querían bailar porque estaban cansados, y eran las muchachas quienes tomaban las iniciativa con esta danza.
El grupo Acuario, bailó “El candú”, danza mixta (se baila y se canta), de la cual se desconoce el origen.
El grupo ¡Pa! Déjese Venir bailó “La aguateña”, originaria del caserío Casas Viejas, de la aldea La Venta, en Gualaco, Olancho. En la danza el varón le coquetea a la mujer, la cual demuestra timidez e inclina el rostro.
Los grupos bailaron otras danzas como “El barreño”, originaria de la aldea de Colorado, Santa Rosa de Copán.
“El suspiro”, es una danza de San Esteban, Olancho. Es fácil de bailar y por lo general era la danza de los fines de semana, fiestas y celebraciones de cumpleaños.
La danza popular mestiza “El jutikile” es originaria de Olancho y tiene su propia letra, “era tan bailada en la comunidad que no faltaba en ninguna fiesta”.
“El trompezón” es otra de las danzas, es de raíz campesina, de la aldea de Fray Lázaro, Choluteca. Esta danza era una de las más populares en los festines que se realizaban en esta aldea.
Originaria de la aldea de San Martín, Choluteca, es la danza “El revuelto”, clasificada como popular mestiza. Su nombre se deriva por la cantidad de ritmos que se bailaban en ella, como polcas, minués, chotis y zapateados. Era muy bailada en las fiestas populares, especialmente los fines de semana después de que los bailadores salían de trabajar de las minas.
“El cututeo”, danza originaria de Yoro, Yoro, es una danza indígena de la zona de los tolupanes que con el tiempo, cuando estos fueron relegados a las montañas, “se ladinizó y se hizo popular”.
Y por último fue bailada “El sueñito”, que es una danza popular con influencia indígena del pueblo de Cacahuate, municipio de Pespire, Choluteca.
El jurado decidió que el primer lugar del festival fuera para el grupo ¡Pa! Déjese Venir, el segundo para Acuario y el tercero para Agalta.