Tegucigalpa, Honduras.- Beto Cuevas está en un estado prístino: sereno, agradecido y en armonía. A sus 57 años, el exvocalista de La Ley ha aprendido a escuchar su cuerpo, a valorar el silencio y a “revisitar” el pasado con lucidez.
Previo a su concierto acústico —o como él mismo lo llama, “un homenaje” a “La Ley MTV Unplugged” que lo encumbró”—, el chileno habla en exclusiva con EL HERALDO sobre su regreso a Honduras y su introspección en la música.
¿Qué valor le da a este regreso, considerando su recorrido y evolución como artista?
Estoy muy contento por este concierto. Sé que hay mucho interés por verme de regreso, y para mí es como un reencuentro con la gente de Honduras, que siempre me ha tratado maravillosamente bien. Siempre me he sentido como en casa cuando me he presentado en tu lindo país, así que va a ser un reencuentro muy especial con el público.
¿Conserva alguna anécdota entrañable de sus presentaciones pasadas, ya sea en solitario o con La Ley?
Más que una anécdota diría que la sensación. Siempre me he sentido muy bien recibido y eso es fundamental para cualquier persona que se sube a un escenario, porque aunque llevemos años haciendo esto, siempre hay cierta vulnerabilidad... siempre hay un pequeño nervio. Estamos expuestos, casi como si estuviésemos desnudos frente al público, con las emociones a flor de piel. Por eso agradezco tanto que la gente en tu país siempre me ha recibido con los brazos y el corazón abiertos.
En el formato acústico, ¿resulta más sencillo o más desafiante desnudar las canciones y prescindir de la producción elaborada?
Es bastante trabajo, la verdad. Algunas canciones nacieron en ese formato más íntimo, pero otras fueron concebidas con una producción más electrónica o de estudio, especialmente las de mi etapa con La Ley. Transformarlas a un formato más sencillo y acústico es un desafío, incluso más difícil que presentarlas con toda la banda y el ruido. Pero la satisfacción es enorme, porque al desnudar una canción te das cuenta de su verdadera calidad.
¿Cómo cambia esa conexión con el público cuando todo se vuelve más acústico, más cercano?
Es muy distinta. Se genera una conexión muy linda, porque al haber menos estridencia, hay espacio para el silencio. Y el silencio se vuelve parte de la música. Si alguien grita algo en medio, puede romper el momento... o puede volverse algo gracioso. Estoy abierto a todo. Me gusta que el público se exprese como quiera, pero es lindo que puedan vivir un concierto en un teatro, sentados, sintiendo la música con todos los sentidos, incluso el silencio.
¿Cómo fue el proceso de selección del repertorio para “Beto Cuevas Acústico”?
Bueno, este disco que presento es un homenaje al famoso “La Ley MTV Unplugged”, así que tenía claro que debían estar algunas de las grandes canciones de ese álbum, como “Mentira”, “El duelo”, “Prisioneros de la piel”, “Fuera de mí”. Esas no fueron difíciles de elegir. Otras canciones han ido rotando según el concierto, así que no todos los conciertos son iguales, lo cual me encanta porque le da dinamismo. Es posible que lo que haga en Honduras sea distinto a lo que haga en Colombia en octubre, por ejemplo.
Justamente han pasado casi 25 años desde ese MTV Unplugged. ¿Le genera nostalgia?
Fue en 2001, sí. Más que nostalgia, hay una reflexión. Son canciones que me han acompañado durante toda mi carrera, incluso en mi etapa como solista. Evidentemente hay una reflexión y una mirada hacia el pasado diciendo “wow” de cómo han crecido y evolucionado estas canciones. Me siento agradecido de poder seguir interpretándolas y ver cómo la gente reacciona al primer acorde. Es lindo que un acorde tan común como un La menor ya represente algo tan específico para el público.
¿Cómo ha cambiado su manera de interpretar esas canciones con el paso del tiempo?
Uno siempre está aprendiendo. Aunque lleve muchos años, sigo siendo un aprendiz en este hermoso oficio que es el arte. Cantar mis propias canciones es un privilegio, porque muchos artistas interpretan material ajeno. Yo tengo la dicha de cantar lo que escribí, y eso es maravilloso. La madurez radica en interpretarlas con honestidad, sin tanto artificio. Si ese día me siento melancólico, no lo escondo; quiero que se note. Y estas canciones acompañan bien ese tipo de emociones.
¿Qué espera del público hondureño en este retorno?
Lo único que espero es que lo pasen bien. No intento marcarles pautas ni decirles cómo deben comportarse. Si compraron su entrada, quiero que disfruten, que canten si quieren, que se desconecten de los problemas cotidianos y que vivan ese momento con intensidad. Que sea un viaje en el tiempo, recordar y sentir. Eso es lo que realmente vale. Estoy emocionado y contento por reencontrarme con el público hondureño. Les envío toda mi energía, amor y paz.