Nelson Ávila, el académico y rebelde con causa

Convencido de que “los populismos han destruido las sociedades”, el académico se presenta como el candidato presidencial del Pinu. Tiene ocho títulos universitarios, incluyendo un doctorado

  • 16 de noviembre de 2025 a las 22:00

Tegucigalpa, Honduras.- Era una noche amarillenta, azotada por una llovizna y el ruido de viejos y modificados automotores. Jorge Nelson Ávila Gutiérrez se sentó frente al reflector y las cámaras, donde desgranó su origen, su vida y su sueño de convertirse en el próximo presidente de Honduras.

Es uno de los académicos más prominentes que tiene el país. Es doctor en economía, de porte elegante, de caracteres simpático y de cabello con mechones retorcidos que le descuelgan por ambos lados de su cabeza. Actualmente, tras abandonar las filas del partido Libertad y Refundación (Libre), participa en los comicios generales del próximo 30 de noviembre como candidato del Partido Innovación y Unidad (Pinu-SD).

Muchos lo consideran el mejor prospecto para gobernar Honduras, pero debe enfrentarse a otros cuatro candidatos y lidiar con un votante que normalmente se decanta por el político tradicional y no por los reformistas.

Ávila nació en el Hospital General San Felipe en Tegucigalpa, el 22 de agosto de 1952. Su vida comenzó marcada por un origen humilde y la desarrolló en medio de una lucha constante por su formación académica y sus servicios al país como profesional en materia económica.

Sus años de formación transcurrieron entre la Escuela Lempira, el Instituto Central Vicente Cáceres, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y los barrios más populares de Comayagüela: el Perpetuo Socorro y el Barrio Lempira. Esta experiencia temprana forjó su convicción de que la educación era la única salida para progresar.

Sus logros académicos como estudiante fueron sobresalientes, con una calificación de 5 sobre 5 en la escuela primaria, y un impresionante promedio de 97.3% en el Instituto Central, donde se graduó como Perito Mercantil y Contador Público. Esa excelencia no la menciona por soberbia, sino como un mensaje inspirador para la juventud.

Su primer trabajo con seguro social fue a los 18 años en la compañía petrolera Chevron, pero ya tenía seis años de trabajar informalmente, dando clases de matemáticas a compañeros y llevando contabilidades a restaurantes. Luego asistió a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en donde estudió dos carreras: Economía y Contaduría Pública.

Foto: Cortesía

Un rebelde con causa

Ahora, el hijo de don José María Ávila Cruz, un mecánico originario del sur de Honduras, y Ana Luisa Gutiérrez Ramos, una enfermera del Hospital Leonardo Martínez, nacida en el norte del país, con su propuesta gubernamental pretende que los electores le den su apoyo para cambiar la tragedia de un país que cada día se hunde en la desesperanza.

Ávila llegó apresuradamente a la cita en un hotel capitalino. Se acomodó en aquel escenario improvisado, ajustó su saco y, como todo un estratega y soñador, contestó cada pregunta, mostrando sinceridad y conocimiento de la administración pública, pero también de lo que se necesita para transformarse.

"¿Y qué tal su familia?", se le preguntó para romper el hielo, en aquella noche de llovizna. La interrogante sacudió los sentimientos del político. “A mi padre lo perdí hace 26 años. A mi madre la acabo de perder hace unos meses, en este año; hoy solo me queda la familia que he construido, estamos bien. Puedo decirle que he logrado los objetivos. Como padre he inculcado principios y valores en mis tres hijas", respondió entre el dolor y una alegría que no pudo esconder.

Formado en las cruentas batallas de la vida, recordó que desde muy joven entendió que la única salida para la pobreza era la educación, vinculando el estudio y el trabajo, “incluso desde los 12 años comencé a trabajar como profesor de matemáticas de mis compañeros”, relató.

Este reconocido profesional formó parte de las filas de Libre, pero se salió porque ese ente político "violentó la voluntad popular expresada en las urnas a través de las elecciones primarias e internas del 2021", relató.

“Fuimos la segunda fuerza, y como segunda fuerza debimos entrar a un proceso en donde nosotros debíamos tener el designado de la presidencia, como debíamos tener después también las posibilidades de administrar el Estado a través de ministerios, entidades descentralizadas, desconcentradas, embajadas y todo. Y se nos negó completamente ese derecho”, condenó.

Dijo que estaba en el Pinu porque es una institución que realmente representan la democracia. Para su candidatura, realizó una coalición del Movimiento 5 de Julio, que se formó antes de que se fundase Libre en 2011.

En la coalición se sumó el Partido Socialdemócrata y el Partido Migrante, que presentó toda su documentación, pero no es un partido legalmente inscrito, en el cual “yo era su candidato presidencial si era inscrito. Pero como eso no se logró, entonces sí hicimos esta coalición", comentó.

“Es que soy un rebelde permanente. En el sentido de que para mí el pensamiento crítico tiene que estar presente siempre en todos los ciudadanos. Porque si no tenemos pensamiento crítico no seremos capaces de transformar nuestras propias sociedades. Y eso es válido, sobre todo en organizaciones políticas que en teoría deben estar formados filosóficamente. De forma tal que soy un rebelde con causa", se autocalificó.

Sobre si todavía sigue la misma línea ideológica de Libre, respondió: Es que en Libre hay diversas corrientes. “Hay algunos que se autodefinen como izquierda y no saben lo que significa. Hay otros que se dicen que son socialistas y nunca lo han sido, ni lo son, ni lo serán, pero les conviene decirlo. Y hay otros, como en mi caso, que somos progresistas”, dijo.

"Los progresistas aceptamos los cambios, pero también respetamos muchas posiciones conservadoras. Hay posiciones conservadoras que son respetables en la historia. El progresista es aquel que quiere transformar su sociedad, pero que al mismo tiempo acepta las reglas de la democracia", afirmó.

Para él, cuando una entidad u organización no acepta las reglas de la democracia, en el sentido de un respeto a la verdadera voluntad popular, la persona tiene que marcharse. Eso fue lo que él hizo en Libre.

En cuanto a línea ideológica, Ávila se ubica entre el socialismo y la socialdemocracia, argumentando que ambas perciben objetivos similares. El socialdemócrata acepta que el Estado en realidad debe intervenir en los asuntos del mercado para evitar su descontrol y también busca garantizar el bienestar general, mientras que el socialismo le da una primacía al Estado para resolver todos los problemas.

Para él, en los últimos tiempos ha existido una especie de degradación del debate ideológico, porque en los partidos falta formación filosófica. Como candidato, exigió la realización de un debate presidencial “sin agenda previa, que nadie conozca, que nos enfrentemos precisamente a las preguntas abiertamente. Soy profundamente antipopulista, de derecha o de izquierda, los populismos han destruido las sociedades”.

Entre las primeras acciones que promovería su primer día como presidente, Ávila contempla la gestión para traer a comisión anticorrupción y restablecer la extradición de narcos, corruptos y criminales. Esta fotografía es de Nelson Ávila en su juventud.

Proyecto político

Nelson Ávila, cuyo nombre apareció en diferentes medios de comunicación cuando Marvin Ponce, exasesor presidencial del gobierno de Juan Orlando Hernández, le lanzó un vaso con agua en pleno foro televisivo, consideró válido que los ciudadanos ya no tengan confianza en los políticos.

"Desde la óptica del hondureño los comprendo, lamentablemente se ha prostituido la categoría de la política", lamentó.

El doctor en economía aseguró que quiere ser presidente porque cree estar listo para contribuir a transformar Honduras y hacerlo un país políticamente y socialmente viable, en el sentido de que sí es perfectamente posible reducir la pobreza a través de generación de riqueza, de empleo. En su proyecto, contempla que Honduras puede ser orientada hacia su viabilidad económica, política, económica y social en cuatro años, el tiempo que, según la Constitución, un presidente está en el cargo.

Aseguró no creer “en los populismos de entregas de bonos solidarios y todo ese tipo de cuestiones, porque eso lo que hace más bien es hacer ver a los seres humanos como títeres con su propio dinero, así los hacen sentir los mercenarios o mercaderes de la política”.

Es del criterio que los electores deben creer en él porque ha sido coherente desde muy niño. “Siempre desde mi niñez fui un dirigente que me preocupó el ser humano y me preocupó al mismo tiempo mi propio país”.

Nelson Ávila es una persona organizada, bastante amigable y siempre habla citando libros o autores de investigaciones. No se considera un títere, lo que tildó de problema para muchos políticos que quitan y ponen candidatos. Él, por el contrario, cree que "si las personas independientemente de su poder económico o político hacen las cosas que yo creo que es lo mejor para la nación, me tendrán de su lado”.

En su propuesta de gobierno, Ávila plantea una lucha contra la corrupción y narcotráfico, teniendo como aliada una comisión internacional antimafias, el restablecimiento de la extradición, además de impulsar cambios en la administración pública comenzando en primera instancia por poner a funcionar un Estado para todos y no solo para unos.

Además, facilitaría todos los procesos para impulsar un Estado virtual. Para él, en la época de la Inteligencia Artificial, son necesarios procesos de programación para evitar que toda la gente vaya a las entidades burocráticas para hacer trámites cuando los puede hacer desde de su computadora, a través de su celular, pagando el canon correspondiente.

También está la necesidad de simplificar el papel de las 122 instituciones del Estado, porque “muchas de ellas funcionan sobre la base del clientelismo, de la ineficacia, de la corrupción. Es necesario tomar varias medidas para mejorar la eficacia del gobierno”.

En materia de seguridad ciudadana y de justicia es de la idea que es necesario invertir en inteligencia preventiva porque no todo se resuelve por la vía coercitiva.

Ávila es del criterio que para evitar la violencia se debe invertir en un sistema educativo, en cultura, arte y deportes.

En el tema de justicia, su mora judicial de 95% demuestra que hay un serio problema de ineficacia dentro del sector, por lo que propone transformarlo de forma transparente y eficaz.

Nelson Ávila accedió a dialogar con el equipo de EL HERALDO. Habló de su vida, sueños, anhelos y su proyecto político.

En su búsqueda de llevar al país a una estabilidad política, Ávila cree que la primera condición es respetar la institucionalidad, comenzando por la Constitución de la República y las leyes secundarias. Para él “si se dice no a la reelección, es no a la reelección. Si se dice cuatro años de gobierno, son cuatro años de gobierno”.

El segundo punto, sugirió que hay que dar preeminencia al ciudadano sobre los partidos políticos, ya que ocurre a la inversa y esas instituciones están acostumbradas a negociar para sus intereses.

Tildó la economía del país como un gran fracaso. Para recuperarla propone atraer la inversión extranjera y la inversión nacional, disminuyendo el riesgo país. “La primera condición es respetar la Constitución. Los verdaderos inversionistas llegan donde se respeta la Constitución y las leyes secundarias. Si usted las irrespeta va a llegar dinero de lavado de activos, pero eso no lo queremos, queremos el dinero legal", afirmó.

Habló de reformas macroeconómicas en la política monetaria, cambiaria, crediticia, fiscal, financiera, importaciones y exportaciones, las que consideró las siete principales políticas macroeconómicas y que disminuirían la pobreza.

Un tercer punto es definir una estrategia seria en materia diplomática y de relaciones internacionales para que vean que Honduras es un país que tiene enormes fortalezas para captar inversión.

El candidato presidencial por el Pinu-SD, se mostró dispuesto a darle continuidad a la construcción del ferrocarril interoceánico, una propuesta que nació en la gestión de Xiomara Castro. “Es más yo escribí el primer documento estructurado sobre el ferrocarril interoceánico en el 2013 y se lo envié a la actual presidente de la República”, rememoró.

Como candidato, y aspirando a la presidencia, se comprometió a continuar con la construcción de la represa El Tablón. “Estamos claros que hay necesidad de la diversificación de todos estos proyectos por las razones: control de inundaciones, reforestación, captación de agua, generación de energía eléctrica, pesca y turismo, pero es importante un diálogo previo con las comunidades”.

Foto: Emilio Flores

De convertirse en presidente, quiere que lo recuerden por dejar una Honduras libre completamente del analfabetismo, con una educación de calidad, salud para todos y un país con seguridad.

Ejercicio profesional

A los 24 años, Ávila ya era profesor universitario. Luego terminó sus estudios de maestría en economía y finanzas internacionales en una universidad de Francia. Posee 8 títulos universitarios (incluyendo 1 doctorado en economía y desarrollo y 2 postdoctorados).

Fue titular de cinco posdoctorados: uno en ciencias políticas, otro en ciencias económicas, uno en educación superior, el cuarto en Estado y políticas públicas y el quinto en derechos humanos.

Fue funcionario del Banco Centroamericano de Interacción Económica (BCIE), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), consultor internacional de las Naciones Unidas. Trabajó en México, en Nueva York, en Washington, África, así como en varios países de América Latina.

"Conocí hace años a Nelson Ávila como funcionario del BID, presentando con el Banco Central de Honduras (BCH) un plan estratégico para el gobierno. Lo he visto muy inquieto en términos de política pública para el financiamiento de programas de desarrollo y siempre inquieto en la parte social, también", detallo el empresario y exministro de Finanzas, Juan Ferrera.

Según Ferrera, Ávila en sus presentaciones como candidato presidencial muestra consideración sobre el tratamiento al sector privado, tanto micro, pequeña, mediana y gran empresa y eso es bueno para el desarrollo del país.

A finales del 2024 el destacado economista se postuló como candidato a la rectoría de la UNAH, pero la Junta de Dirección Universitaria (JDU), manejada por el partido en el poder, lo dejó fuera para luego imponer a un rector afín a Casa Presidencial.

A pesar de vivir en un país donde en la vida pública la sapiencia se antepone a la brillantez, el prestigio de Ávila no ha sido afectado por el marginamiento en la academia ni en la política, tampoco por el vaso con agua que le lanzó Marvin Ponce en un foro televisivo, el cual, dice el economista, le dejó como lección de que “la tolerancia es un valor supremo”.

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