Reos fabrican mil pupitres al día para niños salvadoreños: “Me condenaron a 30 años, pero hasta ahora hago un trabajo”

El gobierno de El Salvador le mostró a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus cómo funciona el programa Cero Ocio en la Granja Penal de Santa Ana. Son 8,000 privados de libertad que trabajan en talleres de carpintería, soldadura, pintura, agricultura, ganadería, mecánica y cultivo de tilapia con productos a favor de la población

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus evidenció el trabajo de los reos salvadoreños en proceso de reinserción

mar 9 de mayo de 2023 a las 0:0

8:05 min. de lectura

SANTA ANA, EL SALVADOR.- Tres turnos de ocho horas cada uno. Todo mundo trabaja, nadie recibe un salario. El pago es reducir su condena a la mitad.

Son 8,000 reos salvadoreños escogidos con lupa para ser parte del programa Cero Ocio en la Granja Penal de Santa Ana, en El Salvador, una cárcel que no tiene muros.

$!Con camisa amarilla en medio de una cosecha de repollo los presos de la Granja Santa Ana trabajan con dedicación y libertad

Cosechan la tierra con frutas y verduras. Crían cerdos, vacas, patos, tilapias gallinas, cabras y conejos. Aprenden carpintería, soldadura, pastelería y mecánica.

Actualmente elaboran 1,000 pupitres al día para los niños que asisten a las escuelas. Fabrican las literas de la Fuerzas Armada de El Salvador, crean las atalayas para los salvavidas de las zonas turísticas y revisan los carros dañados del Estado.

$!El cultivo de tilapia es una de las actividades más desarrolladas en la Granja Penal de Santa Ana, El Salvador

El gobierno de El Salvador abrió las puertas de dos de sus cárceles a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus: el Centro Penal La Esperanza y la Granja Penal de Santa Ana.

En la primera, mejor conocido como cárcel de Mariona, antes gobernaban los reclusos y ahora es una centro penal modelo, mientras que en la segunda los privados de libertad pasaron de hacer nada a aprender y ejercer más de un oficio, según evidenció este equipo de forma exclusiva durante un recorrido.

$!Samuel Díaz, director de la Granja Penal de Santa Ana muestra a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus la producción de pupitres del día

Recorrido

A Martín Nieto lo condenaron a 10 años de prisión. El delito comprobado fue robo. “Sí lo hice”, confesó a EL HERALDO Plus cuando se topó con él dentro del recinto.

Lleva cinco años preso, nunca había trabajado. Sus días consistían en pasar acostado pensando tonterías.

Entró hace varios meses al programa Cero Ocio, creado en la administración de Nayib Bukele.

$!Martín Nieto es un los reos que está a punto de salir de la cárcel con el programa Cero Ocio.

Para ser parte del programa debía cumplir un requisito principal: no ser pandillero. Además de poseer un buen comportamiento y más de la mitad de la pena.

Recibió clases teóricas antes de llegar a la Granja Penal de Santa Ana. Hoy en día presume saber “soldadura, carpintería, agricultura”.

“Me siento útil, me quedan cinco años pero ahora solo será la mitad”. Nieto aseguró que su vida ahora tomará otro rumbo.

$!La Granja Penal de Santa Ana no posee muros, está a la orilla de la calle solo cercada con mallas

Al privado de libertad lo encontró EL HERALDO Plus en el taller de carpintería y soldadura. Junto a él habían otros 299 reos, pues son 300 por turno.

En la cárcel se trabaja 24 horas sin parar. En el taller poseen todas las medidas de seguridad: tienen cascos, mascarillas, caretas, gafas y guantes. Además de modernas maquinas y materiales para producir.

Son considerados “de confianza” por lo que manipulan herramientas.

Actualmente están enfocados en dos labores principales: producción de pupitres para el sistema educativo y literas para la Fuerza Armada de El Salvador.

Aunque también estaban elaborando atalayas para salvavidas y camas para hospitales.

$!Entre los productos elaborados están las atalayas para los salvavidas de las zonas turísticas de El Salvador

Pero la carpintería y soldadura no son los únicos talleres, ya que la granja penal Santa Ana posee un extenso terreno para sembrar.

En el recorrido se observó a cientos de reos trabajando la tierra, algunos en la etapa de preparación del terreno y otros en cosecha.

Apenas un par de guardias los observan de lejos por puro protocolo. No hay medidas de presión, la idea es que aprendan los oficios.

$!Con total libertad y sin un custodio respirándole en la espalda este reo realiza trabajos de agricultura

En el terreno hay espacio de crianza de cerdos, patos, gallinas y todos los animales que una granja puede crecer. Los privados de libertad son responsables de las criaturas, como don Arnulfo Guerrero, criador de conejos.

“Me condenaron a 30 años de cárcel, pero hasta ahora hago un trabajo”, contó. Con una sonrisa tímida explicó que ya le quedan pocos años. “Yo que no sé cómo está el mundo afuera, ahora aprendí oficios”, dijo.

$!La crianza de animales es una de las actividades más comunes en la Granja Penal de Santa Ana

Los privados de libertad más experimentados se vuelven maestros del resto, pero no en el crimen sino en aprender oficios.

Aparte de la formación la idea es que la Granja Penal de Santa Ana sea autosostenible, por eso también hay lagunas para la crianza de tilapias.

La comida que se cocina es elaborada por los mismos presos, quienes elaboran postres y bebidas que también llevan su sello.

$!Algunos privados de libertad optan por explotar su talento en el arte de la pintura

Para los que no están interesados en actividades físicas están los talleres de arte.

Las pinturas elaboradas en el centro penal son de alta calidad. Incluso, hacen vasijas de barro y bellos adornos que forman parte de los productos.

Antes del programa Cero Ocio en la Granja Penal de Santa Ana apenas habían 200 reos, las instalaciones estaban abandonadas y sin maquinaría. Ahora son 8,000 reos.

Con la implementación del programa se construyeron inmensos talleres industriales, recuperaron las zonas perdidas y las modernizaron con maquinaria.

La idea principal es que por medio de la educación los reclusos sean reinsertados en la sociedad, pero durante su proceso deben devolverle algo a la población que dañaron.

Y por último, pero no menos importante, que con su ejemplo otros privados de libertad se sumen al cambio.

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