Dinero & Negocios

Más del 50% de los mileniales quieren ganar salarios altos

Esa nueva generación es pesimista con las expectativas de mejora de sus países. Las empresas, el gobierno y la academia deben escuchar las voces de los mileniales

02.07.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los mileniales y la generación Z están desencantados con las instituciones tradicionales, escépticos respecto a la motivaciones organizacionales y pesimistas respecto al progreso económico y social.

Así concluye la “Encuesta Millennial de Deloitte 2019”. La investigación encontró que a pesar del crecimiento económico mundial, la expansión y las oportunidades, las generaciones más jóvenes se muestran cautelosas respecto al mundo y el lugar que ocupan en él.

“Desde la recesión económica de hace una década hasta la IV Revolución Industrial, los mileniales y la generación Z han madurado en un período único en el tiempo que afecta la conectividad, la confianza, la privacidad, la movilidad social y el trabajo”, dice Michele Parmelee, directora de Talento de Deloitte Global.

“Esta incertidumbre se refleja en sus opiniones personales sobre las empresas, los gobiernos, el liderazgo y la necesidad de agentes de cambio social positivos. Como líderes organizacionales, debemos continuar el abordaje de los temas que más resuenan en estas dos generaciones, o arriesgarnos a perder talento en un mercado que cada vez es más competitivo”, agrega.

La región

Cristina Cubero, directora de Consultoría de Deloitte para Centroamérica y República Dominicana, sostiene que “la desesperanza global tanto en mileniales como la generación Z, en todo el entramado social, se expresa también en Centroamérica. Investigaciones en la región han generado desalentadores adjetivos entre los jóvenes al ver su futuro en el mundo digital: caótico, abrumador. Es urgente el desafío de las compañías, el gobierno y la academia de escuchar las nuevas voces, reinventarse para recuperar la confianza y entregar condiciones dignas a las generaciones que construyen el futuro”.

Esta “generación interrumpida” no es menos ambiciosa que las anteriores: más de la mitad quiere ganar salarios altos y ser rica. Pero sus prioridades han evolucionado, o al menos se han postergado. Tener hijos, comprar casa y otras señales tradicionales de los “marcadores de éxito” de la adultez no encabezan sus listas de prioridades. En su lugar, prefieren viajar y ver el mundo (57%) y ayudar a sus comunidades (46%).

Su deseo de hacer una diferencia es evidente tanto en lo que se refiere a preocupaciones personales (cambio climático y el ambiente encabezan una larga lista) como en los factores que consideran cuando eligen artículos y servicios de consumo y también en su papel de empleados.

“Estas aspiraciones de las nuevas generaciones revelan el deseo de transformar por medio de su trabajo al país. Pero, a su vez, proyectan la necesidad de una profunda reestructuración social y económica. Cuando se piensa en sociedades con nuevas metas, es urgente diseñar mecanismos de reemplazo, que incluyen los sistemas de seguridad, la gestión de pensiones y los derechos laborales. El reto es diseñar el futuro de la sociedad partiendo de esta nueva dinámica generacional”, indicó Cubero.

“No podemos tener un futuro próspero si la sociedad está articulada bajo un modelo del pasado, los jóvenes están alertando sobre sus nuevas metas y aspiraciones, desatenderlas es la crónica de una crisis anunciada”.

Expectativas

Otro dato de interés de la encuesta de Deloitte es que la expectativa sobre la mejora económica se hundió en el nivel más bajo de los últimos seis años. Solo el 26% de los encuestados espera que las condiciones económicas en sus países se repongan en el año venidero, bajando desde un 45% registrado hace un año