Tegucigalpa, Honduras.- Lamentablemente los comportamientos violentos arruinaron la celebración que tenían los seguidores del Olimpia en el bulevar Morazán, pues se reportaron varios disparos de arma de fuego en la zona, causando preocupación en los presentes.
Luego de que el Olimpia se consagrara campeón del torneo Clausura 2025 al derrotar 4-1 al Real España (6-2 en el marcador global), los aficionados del club merengue salieron a festejar en el bulevar capitalino mencionado, como parte de la tradición cada vez que son campeones de Liga Nacional.
Todo aparentaba transcurrir con normalidad. Hombres, mujeres, niños y jóvenes gritando con emoción por el título 39 conquistado este domingo en el Estadio Chelato Uclés.
Lamentablemente, a la altura de una discoteca en el bulevar se escucharon los impactos de bala, provocando que las personas que transitaban huyeran para ponerse a salvo.
Por el temor a que la situación empeorara, las personas prefirieron irse a sus casas, reprochando que la violencia opacara la fiesta.
Debido a estas acciones, se desplegaron agentes de la Policía Nacional y dos patrullas de la Cruz Roja Hondureña. Algunos de los presentes manifiestan que hay personas muertas y otras heridas, pero esto no ha sido confirmado ni descartado.
Por otro lado, uno de los camarógrafos del medio HCH que realizaba labores de cobertura informativa fue agredido por los hinchas que se encontraban en la zona.
Uno de los aficionados que se alejó del lugar conflictivo explicó que se trataba de un altercado entre las barras bravas de Olimpia y Motagua, conocidas como Ultra Fiel y Revolucionarios respectivamente.
"Son guardias que están disparando con la Ultra y la Revo allá arriba por La Esperanza. Llegó la Policía y comenzaron a dar más tiros y se revolvió más la cosa", declaró.
Las autoridades policiales se encuentran en el bulevar para iniciar las investigaciones y determinar a los responsables de este altercado que interrumpió las fiestas por la gran final. Por el temor a que la situación empeorara, las personas prefirieron irse a sus casas, reprochando que la violencia opacara la fiesta.