Honduras

Guardián de los latidos del reloj de Comayagua

Las manos de Juan Fajardo son las que se encargan de dar mantenimiento a los engranajes que mueven el tiempo en la antañona excapital de Honduras.

07.04.2014

Entre sus manos se encuentra el funcionamiento del reloj más antiguo de América y el segundo a nivel mundial. Para él, cualquier desatención a su minutero podría dejar de marcar el tiempo en su guapa ciudad.

Un mal mantenimiento podría hacer que el reloj deje de existir y perder uno de los patrimonios más valiosos de Comayagua.

Sabiendo esa responsabilidad, Juan Francisco Fajardo, de 37 años, sube más de 20 gradas del interior de una de las torres de la catedral Inmaculada Concepción para verificar que el minutero dé cada cuarto de hora.

Fajardo es originario de Comayagua y nació un 19 de noviembre de 1976, su espíritu de aprender lo ha llevado a desempeñar varios oficios.

Y es que antes de ser el encargado del mantenimiento del minutero era un guía turístico y colaborador en el Museo de Arte Colonial del Obispado.

Con amabilidad, Fajardo atendió a EL HERALDO para contar en lo que se ha convertido en su puesto de trabajo en el campanario de la catedral.

Mientras ajustaba unas piezas de acero del reloj, el mecánico contó en qué consiste su labor.

“Lo que hago es dar cuerda a la maquinaria del reloj haciendo que los engranajes trabajen pero para eso primero le doy cuerda subiendo las pesas que tiene de acero a un nivel adecuado y chequeo que los engranajes de los minutos y segundos estén funcionando adecuadamente y den la hora que se maneja a nivel nacional”, explicó.

Además debe estar pendiente de revisar los cables que conectan la maquinaria con las campanas y puedan sonar cada 15 minutos.

La historia

El reloj de la catedral Inmaculada Concepción fue traído a Comayagua en 1640 desde España, sus piezas son de acero y muchas se sostienen de marcos de madera.

En la actualidad el reloj funciona, pero como toda máquina, tiene sus desperfectos.

“Son detalles como por ejemplo que se adelanta y retrasa unos minutos o porque los cables del cuarto de hora se puedan fracturar, pero su reparación es gradual y rápida”, apuntó.

Aprendizaje

Parte de los conocimientos que aprendió Fajardo fueron enseñados por un mecánico de relojes de Guatemala hace siete años.

El maquinista recordó que fue a través de un curso que duró tres meses y donde participaron cinco personas más, pero al final solo él y un amigo lograron aprender el oficio.

A pesar que tenía los conocimientos, siguió por varios meses como guía turístico hasta que la persona encargada de darle el mantenimiento le dijo que lo dejaría de hacer.

“El señor que hacía antes el mantenimiento me dijo que iba a dejar el trabajo, entonces fue cuando la Alcaldía me dio la oportunidad de hacerme cargo del reloj”, expresó Fajardo.

En la actualidad supervisa dos veces al día los engranajes y cuerdas de la máquina para que no pare de dar la hora desde el campanario a las miles de personas que pasan por la plaza central de Comayagua.

Por el reloj han pasado varias manos que lo han reparado, pero por los momentos su funcionamiento dependerá de Juan Fajardo.

“El tiempo de seguir trabajando depende de la Alcaldía, que me dio la oportunidad y con la cual me siento orgulloso porque cuido uno de los patrimonios más importante de Comayagua, Honduras y América por su antigüedad”, comentó.

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