Tegucigalpa, Honduras.- ¿Qué sucede cuando la muerte, ese límite de la existencia, se convierte en una simulación configurada por los algoritmos?
La irrupción de los thanabots —inteligencias artificiales (IA) capaces de simular conversaciones con personas fallecidas— ha abierto una grieta en el proceso natural del duelo, provocando nuevas inquietudes emocionales y éticas.
Ante esta innovación tecnológica, la psicología y la tanatología se ven forzadas a replantear la naturaleza misma del vínculo entre los vivos y sus ausentes.
Ana Jiménez, psicooncóloga especializada en acompañamiento de duelos, advierte que estos programas pueden tener un uso terapéutico restringido.
“En ciertos casos, pueden ser útiles para evocar recuerdos de manera momentánea, lo cual podría ser beneficioso durante una fase del duelo o como parte de una terapia de desprendimiento”, explicó.
No obstante, enfatiza que la línea entre evocación y evasión es frágil. “Cuando se desarrolla una codependencia hacia algo falso, se corre el riesgo de desencadenar trastornos emocionales”, advirtió la especialista.
La IA, al recrear con notable realismo los gestos, voces y reacciones de los seres queridos que ya no están, puede generar espejismos afectivos —ilusiones emocionales profundas, pero insostenibles— de gran impacto.

Por ello, señaló que “si los thanabots fomentan el apego y sacan al paciente de la realidad, no son una alternativa recomendable. Incluso si no existe una enfermedad mental previa, podría detonar una”.
Factores de riesgo
Uno de los factores más críticos es el perfil del usuario, ya que ciertos grupos pueden ser más vulnerables a los efectos negativos de esta tecnología.
En primer lugar, la especialista cita la edad: “Pienso que los jóvenes, más familiarizados con los sistemas operativos, podrían ser más propensos”, detalló.
Otros puntos importantes son el círculo cercano y el estado emocional.
Frente a este panorama, Jiménez recomienda caminos más seguros como asesorarse con un profesional de la salud mental. Usar tecnología sin estudios sólidos ni supervisión clínica, insiste, es “muy poco profesional y arriesgado”.
El abuso de esta IA podría desdibujar las fronteras entre la realidad y la fantasía, prolongando el sufrimiento y dificultando la aceptación de la muerte.
Sobre la experta
Ana Jiménez es psicóloga con más de quince años de experiencia, enfocada principalmente en la atención integral de pacientes en diferentes etapas del ciclo vital.
En 2021, la profesional culminó un máster en psicooncología y cuidados paliativos en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) en Valladolid, España, consolidando su especialización en la atención emocional de personas con enfermedades crónicas avanzadas.
Además, entre 2016 y 2017, cursó el programa de experto en nutrición oncológica y enfermedades crónicas en IL3-Universidad de Barcelona, reforzando su capacidad de intervención interdisciplinaria.
Su formación académica también incluye un grado en nutrición y salud por el Plaskettes International Institute de Londres.

Ha desarrollado su labor de manera presencial en Honduras, Nicaragua y El Salvador.
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