Salud y Belleza

El duelo permite sanar a quienes se dan la oportunidad

Afrontar la pérdida de un ser amado puede convertirse en una lucha diaria con la ausencia que queda. Pero superar cada etapa está en su poder
28.06.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “No quiero ni levantarme de la cama sabiendo que esa persona ya no está”. “Me siento culpable por no haberlo evitado”. “Ya nada volverá a ser como antes”. Estas y muchas otras frases de desconsuelo tienden a mal acompañar a quienes enfrentan un duelo que pareciera no tener fin.

La psicóloga Keylin Moncada lo define como “la reacción emocional y del comportamiento que se manifiesta en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe”. Y aunque se asocia casi inmediatamente a la muerte, las pérdidas pueden ser muy diversas: rupturas de pareja, cambios de domicilio o de estatus profesional, enfermedades, entre otros.

Lo que sí es una verdad prácticamente absoluta es el hecho de que nadie quiere o pide pasar por ese proceso. Se trata de aceptar una realidad que difiere de aquella que tiempo atrás le ofreció una felicidad de la que no pensaba despojarse, o al menos no en ese momento. No se está listo para ello, pero una vez llega, hay que enfrentarlo.

¿Cuándo dejará de doler?, es, probablemente, una de las interrogantes más frecuentes entre los afectados, pero la experta explica que “no existe una respuesta disponible para identificar en qué momento se ha terminado un duelo, por lo que debe considerarse imprescindible haber completado las diferentes etapas hasta llegar al restablecimiento emocional”, apunta.

No obstante, Moncada refiere que hay estudios en los que se asienta que después de transcurridos 12 meses en los que la persona no logra sobreponerse, podría tratarse de un duelo patológico, en donde la persona está desbordada, recurre a conductas desadaptativas o permanece sin avanzar hacia la resolución. En estos casos, intervenir a través de la terapia psicológica es innegociable.

Paso a paso

La teoría de las cinco fases del duelo de la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross es uno de los modelos psicológicos más célebres en todo el mundo. Estos estadios son la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación, y tienen lugar en mayor o menor grado siempre que se sufre una pérdida. Y pese a que pueden darse sucesivamente, esta no es su naturaleza absoluta.

La negación es una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después del hecho, con frecuencia aparejada a un estado de shock o embotamiento emocional e incluso cognitivo. Puede manifestarse también de un modo más difuso o abstracto, como cuando se niega la importancia de la pérdida o de su carácter definitivo.

El fin de la negación va asociado a sentimientos de frustración y de impotencia con respecto a la propia capacidad de modificar las consecuencias de la ausencia. Dicha frustración conlleva a su vez la aparición de enfado, como sucede en general y no sólo durante el duelo. Durante la etapa de ira la persona busca atribuir la culpa a algún factor, incluso a sí misma.

En la fase de negociación la víctima guarda la esperanza de que puede influir de algún modo en la situación. Un ejemplo típico son los pacientes a quienes se les diagnostica una enfermedad terminal, que intentan explorar opciones de tratamiento a pesar de saber que no existe cura posible, o quienes creen que podrán volver con su pareja si empiezan a comportarse de otra manera.

La depresión es ese período en que la persona empieza a asumir de forma definitiva la realidad de la pérdida, y ello genera sentimientos de tristeza y de desesperanza junto con otros síntomas comunes de los estados depresivos, como el aislamiento social o la falta de motivación. La vida puede dejar de tener sentido, al menos durante un tiempo. Buscar apoyo emocional y profesional es significativo.

Una vez llega la aceptación, se acompaña de un estado de calma asociado a la comprensión de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos naturales en la vida humana. Se supone la normalización de los sentimientos de tristeza. Se reconoce la inevitabilidad del hecho y, por tanto, del proceso de duelo.

Entonces, aunque no se trate de un proceso lineal en donde cada etapa deba seguir un orden y una duración estricta, ser conscientes de que cada emoción, sentimiento y pensamiento que refleje su situación actual no es más que parte de un ciclo natural del que va a sobreponerse, le ayudará a visualizar una realidad futura mucho más favorable.Usted se merece vivir a plenitud una vez su corazón haya sanado. Perdónese y siga en pie, que muchos buenos momentos esperan por usted.