Tegucigalpa

En zonas altas de la ciudad capitalinos dan valor al agua

Los capitalinos han vivido en un constante racionamiento ante la falta de planificacióne inversión en el sistema de captación de agua. Mañana se conmemora el Día Mundial del Agua en plena crisis
21.03.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Ningún recurso natural es tan importante como el agua, sobre todo en una ciudad dispersa e injusta en la distribución del llamado “oro azul”.

Este verano, los racionamientos vuelven a llegar a siete días, es decir, una vez a la semana o, en otras palabras, cuatro veces al mes para los más de 117 mil abonados del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA).

Pero la situación es más cruda para aquellas colonias en las que la conexión al sistema todavía es una promesa. EL HERALDO llegó hasta la zona alta de Comayagüela, cerca de la colonia Generación 2000, y realizó un recorrido por las polvorientas calles de estas comunidades, áridas y sedientas de desarrollo.

En este sector de la ciudad los pobladores son víctimas del abuso de muchos vendedores de agua que se aprovechan del crudo escenario de racionamientos y sequía para servirse de la necesidad de otros y llegan a vender el barril de agua hasta por 50 lempiras, pues al no haber un ente regulador se aprovechan de la escasez.

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Para infortunio de la capital, el abastecimiento de agua depende de la naturaleza, pues solo por fuentes superficiales como las represas se puede captar el recurso hídrico.

Lo más crítico es que solo hay dos embalses y apenas se ha iniciado a construir una nueva represa, luego de casi 30 años en los que no se tuvo en agenda de inversión la construcción de nuevas presas.

Al escenario se suma la deforestación que afecta la captación de agua en las cuencas.

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En la capital se pierde el 25% de agua por las fugas, se factura apenas el 47% de la distribución y hay un déficit del 60% en el servicio de suministro.

Según estimaciones del SANAA, una persona de bajos recursos consume 50 litros de agua por día, mientras que una persona con mejor poder adquisitivo consume entre 200 a 300 litros de agua por día

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Secas y sin ninguna gota de agua permanecen las pilas y barriles en la zona alta de Comayagüela.

La hace rendir

Doña Daysi Rodríguez sabe perfectamente el valor que tiene el agua para aquellos a los que el servicio no les llega hasta los grifos de su casa.

Con la fuerza de sus brazos logra llevar agua hasta su hogar en lo alto de la colonia Generación 2000. En su casa tiene lleno de botes, pailas y hasta ollas para abastecerse de agua.

También tiene un par de barriles dañados, pero con un par de bolsas para basura grandes logra tapar esos agujeros para que no se pierda el agua. En su casa viven seis personas y cuando la cisterna llega a vender a su hogar cada barril lo compra por 40 lempiras y dos barriles solo le duran un par de días.

Doña Daysi sabe que si no reutiliza el agua para todas sus actividades gastaría aún más y ya muchas veces se ha quitado el bocado de la boca para costear el gasto del agua. De manera que luego de lavar los trastes, ese mismo recurso lo utiliza para limpiar los inodoros. El agua que utiliza para lavar la ropa la guarda y asea el patio de su casa.

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Inversión

En el patio de su humilde hogar, los baldes, barriles y tanques quitan espacio para caminar, pero mientras permanezcan llenos, brindan alivio para el hogar de don Bernardo Isidro. Este hombre, padre de familia, ha invertido parte de sus ganancias en la venta de verduras en la compra de siete depósitos para almacenar agua.

“Yo prefiero el agua, porque como sea si se va la luz prendemos una candelita, cocinamos con fuego, pero si no hay agua, ¿cómo le hacemos?”, expresó Isidro.

El ingenio de este comerciante ha llegado a improvisar una tubería que recolecta el agua lluvia que cae en el techo de su hogar para que el vital líquido llegue a uno de sus barriles, de esta forma consigue agua para lavar la ropa y limpiar los servicios sanitarios.

“El verano aquí es triste, ahorita hay que guardar el agua, hay que andar buscando que nos vendan el agua, nosotros un poquito de agua que se nos bote allí andamos queriéndola agarrar”, dijo Isidro.

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Muchos de los pobladores de las zonas altas de la ciudad utilizan un barril de agua para asearse, no hay acceso a una ducha.

El agua es oro

Iris Vides es una pobladora de la colonia Unión y Fuerza, hace un año le instalaron el servicio de agua potable, pero de poco ha servido porque no tiene los recursos para construir una pila y el agua le llega una vez a la semana.

Cuando el sonido del grifo comienza a sonar por el paso del aire combinado con las gotas del agua se levanta sin importar la hora, pues tiene que llenar todos sus barriles y botellas con agua.

“Para nosotros el agua es oro, aquí la tenemos que cuidar, más cuando hay niños en la casa. Aquí cerca hay una quebrada que cuando se llena es de mucha utilidad”, afirmó Vides.

Doña Iris recuerda que antes de tener el todavía deficiente servicio de agua le tocaba caminar con barriles en mano para lograr conseguir el vital líquido. “Entre más arriba se va, más problemas hay, porque a esas zonas altas no quieren llegar las cisternas, aquí solo sabe entrar una, cuando se le acaba se va y vuelve a venir para vender más”, relató la afectada.

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En muchas colonias se tiene que reutilizar el agua para que rinda y no se desperdicie.

No ajusta

“Conseguir agua aquí es clavo, los de la cisternas no quieren entrar hasta aquí”, contó Yaniria López, mientras con el dedo índice señala un barril vacío desde hace un par de días.

“Mi barril ahorita hasta tela está agarrando, no tengo agua, solo por una persona no vienen, nos toca comprar a cinco lempiras el bote, a mí no me rinde un botecito. Cuando vienen a regalar el agua, hasta las pailitas sacamos”, confesó la madre de familia.

Yaniria relata que debido a que su pequeña vivienda de madera se encuentra algo alejada de la calle principal de Generación 2000 tiene que “rogar y rogar” a los vendedores de agua para que le abastezcan del vital líquido.

No tener agua en su casa implica que tiene que gastar más en otras necesidades, por ejemplo, a sus hijos les compra pañales desechables porque si comprara de tela no podría lavarlos todos los días. Se las ingenia para lavar ropa y loza con un botecito.

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