Muchos vimos pasar los años 80 sentados en el patio de la escuela leyendo historietas como “Memín”, “Rubí” o “Yesenia”. O intercambiando el cuadernillo de la semana los domingos en el puente Soberanía de la capital.
Esta lectura popular que contribuyó por lo menos a que descubriéramos el valor de la amistad, visto desde la mirada de cuatro amigos de mundos diferentes, fue producida por una pluma cuyas aportaciones al mundo de la historieta, la televisión y el cine mexicano se celebran esta semana con una exposición.
Yolanda Vargas Dulché creó historias que no solo se transformaron en películas y telenovelas, sino que marcaron una era de la televisión mexicana y se convirtieron en clásicos de la cultura popular.
Una muestra denominada “Yolanda Vargas Dulché. Contadora de historias” explora por vez primera el impacto sociológico del trabajo de la fallecida escritora mexicana.
“Generó propuestas, pero sobre todo modificó el arte popular”, dijo en rueda de prensa Walther Boelsterly, director del Museo de Arte Popular de la capital mexicana, que alberga la muestra.
“No simplemente fue una contadora de historias y gran escritora de telenovelas, sino que influyó la historia de México”, agregó Boelsterly sobre la exhibición que estará abierta al público hasta fines de marzo de 2013 en la capital mexicana.
EL CONTENIDO. La exposición ofrece además un recorrido histórico por la vida y obra de la llamada Reina de las Historietas. Esboza los comienzos de Vargas Dulché en la radio, su paso por la música, ámbito en el que formó el dueto Rubia y Morena con su hermana Elba, y las páginas de las historietas que se convirtieron en telenovelas como “El pecado de Oyuki”.
Para Gerardo Estrada, curador de la muestra, la exhibición “nos va a permitir entender mejor lo que hemos sido y lo que somos”. “(La autora) modeló nuestra educación sentimental, nuestra manera de ver el mundo, permitió que la gente viera más allá del universo de sus problemas cotidianos”, explicó Estrada. “Para muchas personas este tipo de historias fueron su primer acercamiento o el único acercamiento a la lectura”, refirió.
Desde que un diario publicara uno de sus cuentos a inicios de la década de 1940, Vargas Dulché acumuló gran parte de sus éxitos, que incluyen un premio Ariel por el mejor argumento original de la cinta “Cinco rostros de una mujer” (1948).
Precisamente, uno de los atractivos más fuertes de la exhibición son las telenovelas. A través de un nostálgico recorrido se marca la transición de la televisión en blanco y negro al color, iniciando en los años 60, en la que se realizó la primera adaptación televisiva de “Rubí” (protagonizada por Fanny Cano), pasando por el éxito de “Yesenia” en los 70 y terminando con “Alondra”, en los 90.
Para Estrada, la maestría de la escritora radicaba en la forma en que daba vida a sus historias, sabiendo que estas saltarían de las viñetas a las pantallas.
“El caso excepcional de Yolanda es haber incursionado en esto que nosotros llamaríamos multimedia. Supo adelantarse a su tiempo y fue transformando la manera en que contaba las historias con un profundo impacto social. Si viviera ahorita ya tendríamos una historia en Internet o por Twitter”, refirió.
La muestra incorpora parte del vestuario que actrices como Silvia Pinal y Jacqueline Andere lucieron en la versión cinematográfica de “María Isabel” y “Yesenia”, respectivamente. También se aprecia el imponente kimono rojo y los abanicos que Ana Martín usó en “El pecado de Oyuki” y los trajes de caballero y el vestido de novia que la misma actriz lució en “Gabriel y Gabriela”, en la que encarnó el papel de un varón y una mujer.
Para Estrada, las mujeres que Vargas Dulché retrataba en sus historias ayudaron a cambiar a las féminas mexicanas.
“La evolución de sus personajes es comparable a la evolución de la mujer mexicana. A partir del papel tradicional los personajes se convierten en lideresas”.
LECCIÓN DE AMISTAD. Entre los personajes de Vargas Dulché destaca Memín Pinguín, quien recibe a los visitantes como una estatuilla sobre la recreación del escritorio de la argumentista. La historieta surgida a mediados de los 40, es protagonizada por un niño negro inspirado en el carácter inquieto de su esposo, Guillermo de la Parra. Memín es, sin duda, el personaje más simpático y con más ángel de los creados por la escritora; de sinceridad conmovedora y un alma sin dobleces; su don, una terrible facilidad para provocar enredos a los que arrastra a sus amigos más cercanos: Ernestillo, Carlangas y Ricardo.
Sus historietas fueron declaradas lectura obligatoria por el Ministerio de Educación de Filipinas, pues “fomenta en los estudiantes el respeto hacia la familia”.
Pero en 2005, el personaje, cuyas historias se publican hasta la fecha, desató una polémica luego de que diversas organizaciones en Estados Unidos tacharan de racistas una serie de timbres postales que el Servicio Postal Mexicano emitió para celebrarlo.
LA AUTORA. Yolanda periodista, cantante, escritora, madre de familia y empresaria, todo en ese orden; fue en su momento “una de las mujeres más leídas en el país, comparándose su nivel de audiencia solo con el de la española Corín Tellado, la escritora más leída en lengua castellana después de Cervantes”, coincide en señalar el investigador mexicano Ismael Flores, egresado de la Maestría en Letras y colaborador editorial en diversas publicaciones.
Sus más de 60 creaciones se han editado en México y en otros lugares como Indonesia, China, Japón, Italia, Colombia, Estados Unidos y Filipinas.
A partir de los años 40 las narraciones de Vargas Dulché eran muy leídas en México, principalmente por las clases populares que esperaban ansiosamente el siguiente capítulo de la trama, que cada semana quedaba en suspenso, motivando con ello su compra cotidiana. Se trataba de una novela en forma de “cuadernito” con entregas periódicas, en el que a punto de concluir una historia ya se comenzaban a leer los primeros capítulos de la siguiente, lo que mantenía cautivos a los lectores.
La muestra es un homenaje a una creadora, a un pilar del arte popular en la última mitad del Siglo XX, una impulsora de estilos, corrientes y gustos.