La tradición de adornar el árbol navideño parece que inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII.
De forma posterior se extendió a otros países europeos. Para su decoración se emplea en la actualidad una gran diversidad de objetos y elementos, siendo el más tradicional la estrella colocada en la punta del árbol.
De acuerdo con los creyentes, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella de Belén.
Las esferas simbolizan los dones de Dios a los hombres.
Los lazos que adornan el árbol representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de presentes que se desean dar y recibir.
Las luces, en un principio velas, representan la luz de Cristo. La decoración del árbol de Navidad, además, recuerda al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, pero también representa al árbol de la vida o la vida eterna, por ser de tipo perenne.