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Henrry Merriam, exalcalde del distrito central y desarrollador urbanístico

“Pensé que era broma del día día de los Inocentes cuando me pidieron que fuera alcalde”.

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29.09.2012

Durante cinco años, siempre en diciembre, Henry Merriam le propuso matrimonio a su novia; fue persistente pese a los reiterados “no” de su amada.

Pero en el quinto intento logró que su querida Ana Rosa lo aceptara para formar una familia de éxito.

El expresidente de Consejo Metropolitano del Distrito Central (1976-1980) ha sido un hombre visionario, adelantado a su época, que le cambió el rostro a la ciudad con diversos proyectos viales.

Esa proyección tuvo su origen en la poderoso influencia de la lectura que heredó de sus padres, en especial de su mamá, aseguró.

A los ocho años había leído colecciones completas de libros de historia, de temas escabrosos para un infante como relatos de la cultura escandinava o de la Segunda Guerra Mundial.

En la actualidad es el presidente de la Fundación para el Desarrollo de los Municipios de Honduras (Fundemunh), mediante la cual colabora con proyectos para gobiernos locales.

Con la amabilidad que le caracteriza, Merriam respondió las preguntas de EL HERALDO sobre las diferentes facetas de su vida:

Aparte de ser alcalde, ¿qué otros cargos desempeñó?
Fui gerente de producción de Merriam y Merriam, que era una empresa de arquitectura, y de ahí participé en la construcción de los edificios de Pan American Life, y de ahí fueron casas y cosas más pequeñas.

¿Usted dice que no sabía si estudiar medicina o ingeniería?
Cuando entro a la universidad para hacer el tiempo mientras me llegaban las aplicaciones de las universidades de afuera, conozco a un grupo que se llama La Gatera, que lo dirigía un sacerdote católico que se llamaba Jonh Henry Fishery. Él estaba con muchos jóvenes que tuvieron influencia, como Alfredo Landaverde, Leticia Matay, Marco Vinicio Matute, un abogado conocido como Chiquimula y de vez en cuando llegaba Oswaldo Ramos Soto; ese grupo ganó las elecciones en la Universidad en 1961.

En el caso mío, el señor Fisher se fijó en mí y gestionó para mi ingreso a la Universidad de San Luis, en Missouri, en el campo de la ingeniería civil, y así me voy a estudiar a los Estados Unidos.

¿Por cuánto tiempo permaneció en Estados Unidos?
Fíjate que solo estudié dos años porque en el segundo año cambiaron el sistema de reclutamiento y yo estaba en una rama en el sistema del cuerpo de reserva para oficiales de la Fuerza Aérea, y como cambiaron el sistema de reclutamiento a mí me reclutaron, y yo decidí que no quería participar en la guerra de Vietnam y me vine.

¿Dónde continúo sus estudios?

En el camino de regreso pasé por Monterrey, México, donde tenía muchos de mis amigos y puse mi aplicación en la Universidad Tecnológica de Monterrey; entré de inmediato y me gradué en 1970. Después tome unos cursos de postgrado en Noruega y luego me vine para acá.
Trabajé en la empresa familiar de mi padre y trabajé como director general de urbanismo en el Ministerio de Urbanismo.

¿Cómo logró ser presidente de Consejo Metropolitano?
Al ser director de urbanismo, como que lo di a conocer porque establecimos el sistema de ciudades primarias y secundarias. En ese momento vino el huracán Fifí en 1974 y el primer equipo de respuesta en la zona norte fue el equipo de Urbanismo. Yo estaba en el Catastro Nacional cuando me pidieron que dirigiera la alcaldía, yo no tenía en mente la alcaldía pero un día me llamaron.

¿Quién lo llamó?
Me llamaron de la Jefatura de las Fuerzas Armadas, el coronel Gerardo Will, un Día de los Inocentes, un 28 de noviembre y yo creí que era broma. Entonces no le contesté y me volvieron a llamar y fui a la Jefatura y el general Policarpo Paz era el que quería verme, pero estaba fuera, entonces el coronel Gerardo Will me dijo que el general quería que me hiciera cargo del Distrito Central, y como no era mucho una petición sino que parecía más una orden, entonces no hubo más remedio que aceptar.

¿Usted fue el abanderado del colegio San Francisco en los desfiles del 15 de septiembre por buen alumno?
Sí, me tocó ser abanderado y recuerdo que era un instituto muy ordenado, con una disciplina casi militar y después cambió. En esa época eran solo varones y el primer uniforme era militar cuando estaba en el centro, mi generación fue la última que estuvo en el edificio del centro y después lo trasladaron hacia Comayagüela.

¿Conoció a la que hoy es su esposa en México?
Al estar en Monterrey en una clase de Filosofía, ahí conozco a mi esposa. Ella fue reina del Tecnológico, excelente alumna, y después al año siguiente que salimos de la universidad nos casamos, vino aquí y desde entonces esta dándole clases a los hondureños, dio clases en la UNAH y en la Macris.

¿Le costó convencerla para que se casaran?
Sí, le propuse matrimonio durante cinco años consecutivos, siempre en la misma fecha y siempre me decía que no y hasta el quinto año me dijo que sí. Ella era bastante clara.

¿Por qué en la misma fecha le proponía matrimonio?
Orden, más o menos en la misma fecha, ahí por diciembre.

Y cuando le dijo que si, ¿usted le creyó?
Cuando ella dice sí es sí ja, ja, ja, ja, claro que asusta siempre…

¿ Dónde se casaron?
En México, fue bastante rápido, tome el avión, nos casamos y comenzamos una vida de trabajo.

¿No le costó que lo aceptara la familia de su esposa?
Sí, porque Honduras no queda precisamente en la vuelta de la esquina y lo que se sabe de Honduras no necesariamente es lo mejor, es un país poco conocido, hay sus dificultades.

¿Ella es la que da órdenes en el hogar?
Sí, fácil.

¿Usted es de sangre inglesa?

Ahí está, pero está bastante aclimatada. Mi padre nace en Blufis, Nicaragua. Mis abuelos se instalan en Nueva Escocia y viajan y hacen comercio a lo largo de la costa del Caribe, paran en Blufis y paran en Wilbort, Costa Rica.
En Nicaragua mi abuelo se casa con una nicaragüense y ahí nace un hijo, mi padre. Nacieron tres, dos varones y una niña.

¿Y cómo la familia se traslada a Honduras?
Mi padre estudia en Estados Unidos y conoce a don Rafael Durón y no sé cómo eso está relacionado con el hecho de que consigue un trabajo con la Tela Railroad Company y aquí en Honduras conoce a mi mamá, quien es hija de Rafael Weddle, de la zona sur.

¿Cuáles son las vivencias que más recuerda de Choluteca?
A mi me gustaba montar a caballo, ir a las fincas y era muy agradable porque dos de las fincas estaban cercanas a Cedeño. Aprendí a arrear el ganado, a ordeñar, pero no puedo decir soy un campesino superado, no puedo andar diciendo esas cosas.

¿Tuvo pasión por los libros?
Yo a los ocho años creo haber leído 36 volúmenes de la editorial Sopena de la colección Historia y Leyenda, a esa edad ya había devorado casi todo lo que había en la casa.

¿Cómo nace ese gusto por los libros?
Creo que es por mi mamá, que desde chiquito me leía ella y ahí agarré la pasión por la lectura. Por ejemplo, ya había leído casi todo lo que tenía que ver con mitología griega, mitología escandinava.

¿Un niño de ocho años que sentía gusto por la mitología escandinava?
Es fascinante y si tú lees a Sigfrido te apasiona. Leí los libros relacionados a las guerras y también agarré una fascinación por la Segunda Guerra Mundial y había leído mucho sobre religión.

¿Qué religión profesa usted?
Católico, pero la mayor parte que yo conozco no ha leído la Biblia de cabo a rabo. Sabe, yo era, cuando chico, muy revoltoso, me castigaban mucho y me hice muy amigo de la directora del Federico Froebel, te digo que muy amigo que cuando ella muere me hereda (le dejó una herencia).

¿Por qué era revoltoso?
Yo todavía sigo creyendo que no tengo la culpa ja, ja, ja, ja, ja, simplemente estuve en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

En medio de tanto éxito vino la tragedia de su hijo Ian en 2010.
(Por un momento queda con la mirada perdida y guarda silencio)

Tengo cinco hijos y todos ellos gracias a Dios son talentosos, brillantes, lo cual ha sido una gran alegría para mí, buenos en matemáticas, una cualidad que ha estado presente en todos ellos, en filosofía, muy hábiles en la parte artística; pero de todos ellos sí, Ian era el más alegre, lo echo de menos.

Para la edad de 21 años que se gradúa y se casa, él ya había sido… bueno, fue campeón de natación en Honduras y en la universidad, había ganado medallas, aquí, en Houston, en Boston, era un excelente atleta, hace poco vi un filmado de cuando él estaba compitiendo en Rusia.

A los 23 años era gerente de la empresa en la que empezó a trabajar. Se gradúa a los 21 y a los 23 ya era gerente para todo México de una empresa que se dedica a la fabricación de válvulas para refinerías, productoras de licores y era impresionante porque iba sumamente rápido. A los 27 años era el gerente para Latinoamérica y después se vino para acá, monta sus empresas y entra en sociedad con Sky.

¿Dónde estaba usted cuando le dieron la fatal noticia?
En la casa, esa fue la noche en que Ian celebraba un aniversario de haberse graduado de secundaria y decidió ir a enseñarles a sus amigos la terraza del edificio Sky y la puerta de acceso, él andaba buscando cómo poder abrir la terraza y tropezó con un cable que no tenía que estar atravesado y cayó a un foso que tampoco tenía que estar abierto y esa fue la tristeza; pero lo interesante fue que tuvo una carrera, a mi juicio, meteórica.

¿Le hizo reclamos a Dios por la muerte de su hijo?
No, lo que tenés es un gran pesar, ¿qué tiene que ver Dios con esto? Mira, Dios da vida, da oportunidades y la oportunidad para poder aprovecharse se tiene que ir acompañado con el libre albedrío, tú tomas las decisiones que tomas, cuando se hace el acto de creación se crea la vida y se crea la oportunidad y en ese instante que tú tienes la oportunidad de irte a la izquierda o a la derecha, también se crea el bien y se crea el mal. No, no hay reclamo, tú optas por hacer las cosas que haces y tus gustos y tus preferencias te llevan a caminos de riesgos, ciertamente que si hubiese sido pasivo no hubiera decidido salir del hotel para ir ahí (el edificio donde se mató), si no hubiera sido tan deseoso de impresionar y de complacer no hubiera invitado a sus amigos, a sus compañeros.

Como arquitecto y desarrollador urbanístico, ¿qué es lo que más le frustra de la capital?
El descuido, la capital adolece de mala administración, es una ciudad muy bonita, con un potencial para desarrollo extraordinario, pero está mal administrada, simplemente está descuidada.

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