Opinión

Nuevo año escolar

La inauguración del nuevo año lectivo, más allá del evento protocolario en sí, pone en marcha el mecanismo más efectivo para que Honduras y su pueblo mejoren en lo económico y lo social, ya que no hay otra forma más certera para promover la movilidad social, la igualdad y la lucha contra todos los fenómenos sociales que nos aquejan que la educación.

Los 200 mil estudiantes de prebásica, 1.5 millones de básica y los 300 mil de secundaria que inician el año escolar 2014 emprenden un incuestionable camino hacia la superación de sus condiciones socioeconómicas personales y familiares, impulsando también con ello el progreso del país en general.


Por eso es un imperativo categórico que tanto los padres de familia, los maestros y el gobierno cumplan a cabalidad con el papel que les corresponda para superar las falencias observadas hasta ahora en nuestro sistema educativo, poniendo a disposición de los estudiantes todo lo necesario para asegurar el éxito del proceso enseñanza-aprendizaje.


No hay duda que en la gestión del ministro Marlon Escoto, quien continúa al frente de Educación en el nuevo gobierno, se alcanzaron logros significativos, siendo dos de los más visibles el poner en cintura a las dirigencias magisteriales y cumplir con los 200 días de clases; pero aún quedan grandes retos pendientes que ojalá sean enfrentados con la misma dinámica en el presente y los futuros años.


En este sentido, es fundamental que todos los padres de familia tomen conciencia que su papel no termina con matricular a sus hijos y comprarles uniformes y útiles; que los maestros entiendan que el suyo no es un empleo cualquiera sino uno que está en la cima de las prioridades de la humanidad de hoy, que con sus manos están moldeando el futuro, que tienen todo el derecho de aspirar a mejores condiciones de vida, pero nunca de usar a sus alumnos como medio de presión contra el gobierno de turno.


Por su parte, el gobierno y los políticos en general deben dejar de ver la educación como rica fuente para enchambar activistas o pretender culpar a los maestros por todo el desastre en que ha estado nuestro sistema educativo.

Para comenzar debe cumplir, en tiempo y forma, con sus responsabilidades salariales a fin de no dar ninguna excusa para los malos dirigentes magisteriales promuevan sus nefastas “asambleas informativas”.


Que todo se haga para mejorar el presente y el futuro de esta sufrida patria.