Si es cierto que hay empleados sin ninguna formación con salarios de más de 27 mil lempiras mensuales en Hondutel y la ENEE, eso debería corregirse; pero no es cierto que los buenos sueldos y otras prebendas de que gozan algunos trabajadores del Estado sean la razón de la crisis de esas y otras empresas o instituciones del Estado.
En Hondutel lo culpables son los militares y los políticos que la han usado como fuente de empleo para sus activistas, familiares y otros seres queridos; pero también los políticos corruptos que vendieron a precio de gallo muerto las bandas para la telefonía celular en vez de dejar que la estatal hiciera ese gran negocio.
En la ENEE, los culpables son los políticos que han puesto a administrarla porque igual la han usado para emplear a sus allegados o como pago de favores; son lo políticos que le quitaron el principal negocio, la generación de energía para dársela a sus amigos de las empresas térmicas. Hasta la medición se la dieron a Arturo Corrales; son los gerentes que han firmado esos contratos leoninos en los que compran carísima la energía después de cargar de otras prebendas a los empresarios térmicos.
O sea los culpables del desastre en la ENEE y Hondutel no son los sindicalistas, son los politiqueros que han hecho, y siguen haciendo, micos y pericos con esas empresas y, por supuesto, los empresarios que se aprovechan de la ineptitud y de la deshonestidad de esos malos administradores.