Opinión

Mujer política

El calendario cívico hondureño marca el 25 de enero como Día de la Mujer, recordando la aprobación de su derecho al voto en 1955, en la administración de Julio Lozano Díaz; ese derecho es ejercitado por primera vez en las elecciones de 1957, cuando Honduras implementa el sufragio universal. Otorgarle el derecho al voto a la mujer fue un enorme avance político; sin embargo, en el camino se han rezagado otros aspectos necesarios para reforzar la participación de las mujeres en la vida política.

En las reformas electorales de 2004 por primera vez se aprobó la Ley de Cuotas, que se amplió el año pasado elevándola al 40% de todos los cargos de elección popular. Esto porque la representación femenina aún es muy baja, para el caso en el actual período presidencial únicamente el 6% de las alcaldías son ocupadas por mujeres y en el Congreso Nacional solo 19% de las curules.

El problema de la representación política femenina y de su participación en la vida cívica de Honduras es asunto complejo, no solamente hay que achacárselo a la cultura machista de los hondureños, esa es una verdad a medias que debe contemplar otros elementos. Un grave problema es la falta de tiempo y recursos para dedicarse a esta actividad, por ello, el borrador de proyecto para la reforma a la Ley Electoral elaborado en 2011 contenía medidas interesantes para apoyar financieramente a mujeres que aspiraran a cargos de elección.

Aunque la sociedad hondureña ha avanzado en la participación política de la mujer, aún hace falta más trabajo dentro de los partidos y la sociedad en general. Muchos se preguntan cuándo Honduras tendrá una mujer presidenta, la respuesta es que ese día llegará cuando una buena parte del pueblo perciba que las que intenten ese desafío verdaderamente reúnan méritos de liderazgo, formación profesional y personal suficientemente sólida, con una propuesta cautivadora como para convencer al electorado de que ha llegado la hora de cederle a una dama la silla presidencial.

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