Son varios los responsables del Diplomado en Gestión Cultural y Voluntariado para el Desarrollo, que la UNAH inauguró en junio pasado. El mayor ideal y voluntad concreta es de la Dra. Rutilia Calderón, vicerrectora Académica.
Al inicio, se pensó en un taller académico en “voluntariado cultural”; siendo parte de un paquete, donde el año pasado, también desde la Vicerrectoría Académica, se propició un taller de ensayo “José Cecilio del Valle”, y había iniciado la idea del taller de poesía “Roberto Sosa” (que próximamente se concretará).
Pero, la propuesta fue tan contundente que dio lugar al Diplomado, dictaminado por la Vicerrectoría Académica, la Dirección de Vinculación Universidad Sociedad, y con la participación de la Vicerrectoría de Orientación y Asuntos Estudiantiles.
No es que una cosa sea mejor que la otra, pero para una modalidad de formación de formadores, queda mejor la oferta del diplomado.
La UNAH ha reunido, más que para enseñar, a reflexionar y gestionar el conocimiento, entre todos, a miembros de la plataforma nacional de gestión cultural y desarrollo (representada por SCAD, Seplan, Amhon, EL HERALDO); a una representación de las principales unidades miembros del Sistema de Cultura de UNAH, incluidas todas las vicerrectorías, priorizando a tres facultades: Humanidades, Ciencias Sociales y Economía, y a direcciones académicas importantes, con extensiva inclusión de la Dirección de Educación Superior; en otro nivel, se incluyó al Subsistema de Difusión Científica, Creativa y Cultural, que entre otras instancias, se conforma de la librería, biblioteca y editorial universitaria.
La lista de los treinta aprendices y maestros de voluntariado cultural se cierra con una representación especial, como ser los Centros Regionales Universitarios de la UNAH, a través de los grupos gestores de lo esencial: ética, identidad, cultura y ciudadanía.
El origen de la nueva oferta de la UNAH, del Diplomado en Gestión Cultural, fue el componente de voluntariado del Programa Conjunto de las Naciones Unidas.
Con el mismo Programa Conjunto se realizó la primera promoción del Diplomado en Gestión Cultural (con énfasis en proyectos). La UNAH fue importante en la estrategia de salida del Programa Conjunto y agregó a sus líneas de trabajo de su propio programa “Lo esencial: iniciativas de un plan de sostenibilidad del Programa Conjunto”. Lo más importante del Programa Conjunto es que colocó la plataforma nacional de la cultura; nos hizo el puente para trabajar en este tema con la SCAD (y sus Consejos Regionales de la Cultura), con Seplan (y los Consejos Regionales de Desarrollo), con Amhon (y las mancomunidades). La UNAH aporta mediante los Centros Regionales Universitarios. Todas esas son las macroinstituciones del desarrollo.
También, el Programa Conjunto le hizo a la UNAH puente internacional al dejarla conectada con la Universidad de Girona, España (UdG), junto a la cual se obtuvieron fondos de AECID para: una pasantía en gestión cultural en Girona, España, un seminario internacional en gestión cultural, van -en proceso- varias investigaciones en el campo de la economía de la cultura (UNAH-MIES), y se redactó la carta constitutiva de la red internacional de formación en gestión cultural y desarrollo.
Hay un interés especial en cubrir un mapa de formación en gestión cultural. La oferta va así: Talleres: de ensayo “José Cecilio del Valle”, y de poesía “Roberto Sosa”; diplomados: gestión de proyectos culturales, y gestión cultural y voluntariado para el desarrollo; maestrías: conservación y gestión del patrimonio cultural para el desarrollo.
¿Por qué la UNAH coloca en su oferta educativa de “Lo esencial” un diplomado que reúne temas complejos de gestión, cultura, voluntariado y desarrollo? Son varias las razones, a saber: 1. Poner en marcha el Proyecto de Voluntarios Nacionales Universitarios. 2. Coadyuvar al éxito del Programa Internacional de Formación en Gestión Cultural y Desarrollo. 3. Formar a formadores en voluntariado cultural para el desarrollo. 4. Incursionar desde la gestión cultural en el debate nacional sobre el desarrollo humano sostenible. 5. Contribuir a consolidar una red nacional de voluntariado cultural. Con todo ello, la UNAH pone en marcha el Proyecto de Voluntarios Nacionales Universitarios, compromiso que firmó con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas.
Entre otros compromisos, los participantes tienen que replicar el diplomado en formato taller, cada uno ante treinta estudiantes del nivel universitario de cualquiera de las veinte universidades del país, culminando -esto- con una red nacional de novecientos voluntarios culturales.
Hay una vulgar degeneración que apunta a pedir una paga por el voluntariado, matando el concepto ciudadano de voluntariado. El voluntariado tiene que ver con la vida laboral, pero no es círculo de espera, una estrategia de concurso o un sustituto al empleo.
Carmen Amaro, cubana, experta internacional en ética y bioética, explica que el voluntariado debe ser una cosa intrínseca de la formación del individuo, mismo que tiene que ser un profesional, un voluntario, un ciudadano y un patriota.
Quiero reiterar que ser voluntario no tiene que ver con si se es o no empleado, si recibimos o no una paga; ser voluntario es una actitud, una formación, un modo de ser, y un mecanismo de trascender en comunidad.
Si hay algo a ganar, pudiera ser la trascendencia de tus buenas intenciones reflejadas en otros.
Treinta participantes, están involucrados en el Diplomado desde el 21 de junio hasta el próximo 9 de noviembre. Una metodología interactiva, participativa, constructivista, es la promesa: de mentor horizontal, como dice Gabriel Cámara; de aprendizaje entre iguales, como diría Paulo Freire; de talante humano, lo insistió Xavier Gorostiaga.
Es de entender y/o asumir que el director de Desarrollo Socio Económico y Ambiente de Amhon tiene algo que enseñar; lo mismo la decana de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNAH; y el director de Librerías Universitarias de la UNAH, por mencionar a algunos. Ellos, y otros, desde su condición de alumnos, hacen la diferencia, en una reunión académica cultural, donde todos aprenderán del conocimiento y la forma de ser del otro.
Aquí, vale mencionar que la UNAH desde su plan de desarrollo de 1967-1972 promete la formación de hombres de cultura, hombres de región y hombres productivos.
El voluntario es alguien que no trabaja a ratos, solo porque no media relación comercial; por lo contrario, es alguien que tiene una entrega plena de su tiempo, sus inquietudes, sus intencionalidades. Trasciende su individualidad, y se arropa del sentido de comunidad. Hay muchas formas de saber y llegar al voluntariado.
De las que más sabemos, son de aquellas que se practican en el campo social: son personas que ya tienen ocupaciones formales y andan buscando más ocupaciones (se complican su vida para resolver otras vidas).
Y conocemos del voluntariado de estudiantes, que tiene un campo fértil de aprendizaje en el voluntariado. Hoy se acostumbra que los jóvenes tengan estudio-trabajo, y ello le da plenitud a los estudios técnicos y universitarios. Pero, creo que el campo ideal sería el de estudio-voluntariado.
Los jóvenes no deben llegar primero al trabajo, forzados al trabajo por el camino de las necesidades económicas; lo primero es la capacidad de transformar, de involucrarse, de ser útiles a los demás, de autorrealizarse.
El voluntariado es el “fin del espectador”: es la capacidad de tener ocupaciones formales, y aun así andar buscando más ocupaciones alternas/paralelas, donde en la conjunción de cosas uno se encuentre como persona, como ser, como gente. El voluntariado como fin del espectador es preguntarse y responderse el cómo renovar mi carrera, mi profesión, mi oficio, lo que soy y si realmente lo soy.
En especial, el voluntariado cultural necesita ponerle “fin al espectador”. No nos podemos desprender de los tecnicismos de la gestión cultural, que eso es lo que tradicionalmente enseñan todos los niveles educativos en este campo: enseñan a diseñar y/o diagnosticar un fenómeno, la planificación estratégica, formulación de proyectos, gestión de recursos, administración de procesos.
Siempre hará falta el para qué aprendemos eso. Pues, el voluntariado cultural no tanto necesita adquirir la experiencia de la gestión, así como si le es imprescindible aprender la estrategia de la transformación de lugares, comunidades, familias, vidas y personas.
El reto es un voluntario cultural que se apunte a una militancia ética (local y global). Es una militancia no por los temas instrumentales. Es una militancia que luche contra la aculturización, la marginación, la exclusión, la esclavización, la dominación.
Por ello, en los contenidos de este diplomado, se intentará esbozar una visión ampliada del concepto de cultura; valorar a los recursos culturales como capital para el desarrollo humano; generar las herramientas para participar en la vida cultural; definir al voluntariado como acción cultural; y desde luego, aprender a instrumentalizar los procesos de desarrollo, actividades, proyectos culturales, promoción cultural.
Todo esto es el fin del espectador y el inicio del voluntariado cultural universitario. Se trata de gente con arraigo, consciente y con ideas del cambio cultural-obligado.
A nivel institucional, se trata de llegar al concepto de macrouniversidad cultural desde sus mínimos culturales: política de cultura, agenda cultural, sistema de difusión cultural, interculturalidad, empresas creativas culturales, talleres académicos culturales, y voluntariado cultural.
Para saber más, aconsejo estudiar “Las tesis del voluntariado”, de Bernardo Kliksberg en el libro Primero la Gente. Y aconsejo meditar sobre el sentido de la caridad, legado por el papa Benedicto XVI en su Carta Encíclica Dios es Amor, que también va dirigida a todos los fieles laicos.
Debemos rescatar la escuela y universidad cívica. La UNAH tiene que agradecer a tres mentores internacionales: Carmen Amaro, antes mencionada; a Alfons Martinell (Universidad de Girona), mentor internacional sobre “vida cultural”; y a Allan Burn (Universidad de Florida), experto en antropología sociocultural y la noción de cultura profunda.
Ellos no quisieron ser un simple espectador de la película cruel de este mundo.