Como si fueran buitres o aves de rapiña, mostrando su verdadera cara al público, hay quienes alzan las campanas al viento y celebran porque, según ellos, en su mente retorcida, hay una “crisis” a lo interno del Partido Nacional; se frotan las manos y se preguntan quién será el más beneficiado de estas anomalías presentadas en el proceso en lugar de preguntarse quiénes lo provocaron y con qué objetivo.
Otros son más “sabios”(a) y dicen que la culpa es de los movimientos chicos que participaron, que no representan ni siquiera a quienes los respaldaron con sus firmas para la inscripción, que solo fueron un gasto para el Estado; para colmo opinan sobre este tema hasta los autoproclamados antilíderes de supuestos partidos políticos que no tienen elecciones internas porque practican la “dedocracia”…
Se nota que no conocen a los cachurecos que son de sangre y corazón azul; el que es nacionalista no tiene dos caras. El nacionalista es o no es. Nunca fue ñángara disfrazado de liberal, ni liberal disfrazado de ñángara; no es de los que se da “vuelta” de la noche a la mañana y cambia de partido por que le “conviene”…
Acá lo que hubo fue un boicot bien planificado y los que hoy celebran más bien deberían preguntarse si las firmas que la gente les “prestó” para que inscribieran sus “partidos políticos” se convertirán en votos mañana o solo serán un desperdicio del presupuesto de la nación; si las “encuestas” diarias que le dan a la opinión pública son verdaderas o mentiras pagadas para promover y crear líderes de ficción.
Los hondureños debemos apoyar al Tribunal Supremo Electoral, darle el espacio que la ley le otorga, para que en base a sus facultades supere y aclare este boicot al proceso electoral interno. Debemos esperar los 30 días que manda la ley.