Editorial

¿”Tercer país seguro”?

Estados Unidos presiona a los países centroamericanos para que tomen medidas que frenen la masiva migración de sus ciudadanos que se van en busca de seguridad para sus vidas o una oportunidad laboral que les permita romper el círculo de la pobreza en la que viven.

El presidente Juan Orlando Hernández ha confirmado que delegaciones de alto nivel de ambos países están negociando, e incluso, ha expuesto su temor de que el presidente Trump amenace con gravar las remesas o las exportaciones de productos confeccionados en el territorio nacional, principalmente el de las maquilas. ¿Qué pasaría si le suben y le ponen un impuesto a la maquila hondureña, dejamos de ser competitivos, o que le pongan un impuesto del 10 o el 20% a las remesas allá?, dijo el mandatario en una entrevista a una televisora nacional.

Con todo lo que sucede queda claro que Trump encontró la llave para presionar a sus eternos -y pobres- aliados de la región centroamericana a ceder a sus intenciones de frenar el alto flujo migratorio, y que el muro físico que ofreció construiría en la frontera con México avanza lento, pero que está levantando otros muros en las fronteras de los países de la región, donde las autoridades locales se verán obligadas a contener a los migrantes si no quieren ser sujeto de sanciones que pondrían a tambalear sus precarias economías.

No hay duda de que los presidentes centroamericanos, principalmente los del Triángulo Norte, están en una encrucijada, y que sus posibilidades de maniobra y negociación son muy pocas.

Pero también lo es que en esas negociaciones deben defender con uñas y dientes la dignidad de los ciudadanos centroamericanos que huyen de sus territorios porque sus gobernantes desatendieron sus necesidades básicas de empleo, educación, salud, vivienda, seguridad, entre otras, y demandar la solidaridad de los Estados Unidos para que, con su ayuda, se puedan impulsar los programas de desarrollo económico que generen las oportunidades que la gente demanda y que frenarían el interés de dejar la tierra
que les vio nacer.