Editorial

Las reflexiones de la CEH

La Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) sale una vez más este año para sentar su posición sobre temas que golpean la conciencia nacional. En un documento han dejado claro su rechazo a “la lacra del narcotráfico” y se han unido a la indignación y el repudio del pueblo hondureño a esa actividad “que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos”, que “ha permeado las instituciones de nuestro país y que, como consecuencia, ha derivado en un deterioro acelerado de la imagen de nuestra patria en el concurso de las naciones”.

Han cuestionado con mucha dureza “a los políticos que han pactado con el crimen organizado, olvidando que la ética les obligaba ante todo a velar por el bien común y no por el beneficio personal o los de su grupo”, así como a aquellos líderes que “se ha caracterizado por la costumbre de ignorar directamente al pueblo, hablar en su nombre y terminar haciendo pactos que en nada benefician al mismo pueblo” y que van en detrimento de una democracia participativa fundada en la ley.

Pero lo más importante es, sin duda, el contundente llamado que han hecho para empujar “un proceso de transformación del país que tenga como norte el Bien Común y su mayor beneficio que es la paz”, lo que pasa “por una seria revisión de los valores, sobre todo los valores morales, de las actitudes y de los actores que tengan la mejor disponibilidad para servir con transparencia, fidelidad en el cumplimiento de la ley, luchadores por establecer la justicia; una justicia que permita edificar un país con equidad y nos ayude a superar esta página tan dolorosa de la historia patria, empañada por el peso del narcotráfico, la corrupción, la impunidad y el abuso del poder”, y a quienes directa e indirectamente tienen un papel en la actual crisis “para que revisen el valor del sano patriotismo, que debe estar por encima de cualquier interés personal, apego al cargo o intereses de partido”.

Hay que esperar que así sea.