El invierno ha sido generoso este año y el sector productivo ve con mucho optimismo los resultados de las cosechas, principalmente de granos básicos esenciales en la dieta alimentaria del país.
Las autoridades agrícolas han anunciado que las cosechas de arroz, maíz y frijoles han sido superiores a las del año pasado y que ello garantiza al país la disponibilidad, reserva y distribución de alimentos básicos para atender la demanda de la población en los tiempos de pandemia.
Sin embargo, no todo camina sobre ruedas. Los productores de maíz, por ejemplo, reportan que en el ciclo de primera se cosecharon más de 10 millones de quintales del grano, pero su optimismo se ve opacado porque se enfrentan a un grave problema: no hay suficiente mercado para comercializar su producto y se quejan porque hay sectores, como el de la agroindustria de alimentos balanceados para animales, que amparados en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que los libera del pago de impuesto, prefieren importar el maíz amarillo que comprarlo en el mercado local, porque les resulta más barato. Unos 600,000 quintales de maíz estarían a punto de perderse por esta causa.
Los productores demandan el apoyo del gobierno definiendo políticas claras que les garanticen la comercialización de sus productos a precios justos y que tiendan puentes con los agroindustriales para que cumplan con los acuerdos de cosecha y compra de maíz y la venta de maíz amarillo, sorgo y soya firmados con el propósito de incentivar al productor nacional y la siembra del grano.
Las condiciones actuales del mercado se han visto complicadas por la pandemia del covid-19, lo que demanda de mayores grados de solidaridad entre los diferentes actores productivos. Ojalá así lo entiendan. No hacerlo pondría en precario las próximas cosechas y a su vez la seguridad alimentaria de la población