Editorial

¡A vacunar!

Las autoridades sanitarias inauguraron ayer la Jornada Nacional de Vacunación teniendo como meta principal la aplicación de más de 7.5 millones de dosis a nivel nacional.

Honduras ha sido referente en las Américas con su Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), alcanzando importantes coberturas de vacunación contra enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la influenza estacional, la tuberculosis, la hepatitis, la tos ferina, el tétano, entre otras.

Sus trabajos para mantener la erradicación, eliminación y control de las enfermedades prevenibles por vacunación han sido reconocidos a nivel nacional e internacional.

Pero no todo ha sido positivo, pues en los últimos años se ha tenido que enfrentar problemas por la caída de los niveles de cobertura tras la pandemia del covid-19 y el resurgimiento de enfermedades como la polio (enfermedad de la cual en Honduras se reportó el último caso en 1989), el sarampión y la rubéola en varias regiones del mundo.

Los retos que se tienen por delante son muchos, pero principalmente está el de volver a elevar los índices de vacunación en el territorio nacional, asegurando el acceso a las vacunas de la población elegible, principalmente la de los niños y niñas menores de cinco años, y haciendo conciencia en los padres y madres de familia, en la población adulta, sobre la importancia de estos procesos, que contribuyen significativamente a mejorar la salud pública y el bienestar de las comunidades.

Las vacunas son esenciales para prevenir brotes y epidemias, pero también para el sostenimiento de los precarios sistemas de salud de países pobres como el nuestro, que constantemente ven rebasadas sus capacidades de atención por enfermedades que son fácilmente prevenibles con una vacuna.

No olvidar que las vacunas reducen el riego de contraer enfermedades gracias a que refuerzan las defensas naturales del organismo y le ayudan a protegerse.