Opinión

Crisis migratoria y otros efectos

La nueva tragedia en la que murieron otros 700 desesperados africanos que buscaban el “sueño europeo”, la conmemoración de los cien años del genocidio armenio durante la I Guerra Mundial, y el inusitado reconocimiento por parte de Estados Unidos de que sus ataques con drones mataron a dos “rehenes inocentes” en Pakistán ponen de manifiesto la crisis mundial de migración, el pobre manejo de las potencias occidentales sobre el fenómeno, la incapacidad de los imperios para reconocer sus tropelías y las estrategias de propaganda mediante las cuales se intenta presentar como fortaleza lo que en un mundo más honesto debiera ser motivo de vergüenza y oprobio.

El hundimiento, el domingo, frente a las costas libias de un destartalado pesquero en que los traficantes de seres humanos trasportaban a más de 700 migrantes, de los que solo se rescataron 28 con vida y 24 cadáveres, pese a la masiva presencia de socorristas, eleva a más de mil muertos en los últimos días, que se suman a los 3,200 del pasado año; una tragedia que no solo tiene sus raíces en la pobreza en los países subdesarrollados sino en los conflictos creados o promovidos por las mismas potencias occidentales.

De hecho, desde Libia, debido al gran vacío de poder que dejó el derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi, sale la mayor parte de barcos cargados de inmigrantes hacia Europa y el avance del integrismo musulmán, como el surgimiento de Estado Islámico y el reforzamiento de otros grupos similares, estimulado con las invasiones de Irak y Afganistán, y el apoyo inicial de occidente a los planes desestabilizadores contra el gobierno de Siria, es el causante de verdaderas tragedias humanas que impulsan más a la gente a abandonar sus hogares.

Hasta ahora, la reacción europea más concreta ante la crisis migratoria es la asignación de fondos de algunos países para taponar la salida de inmigrantes, de alguna manera imitando la fallida estrategia estadounidense en su frontera con México para intentar detener a los pobres centroamericanos que huyen de la falta de oportunidades y de la violencia generada por los “narcos” que tienen en la superpotencia el principal mercado para su negocio.

Esperemos que de la misma forma en que el presidente Obama reconoce al menos dos de las miles de víctimas inocentes de los ataques con drones, los europeos admitan su nivel de la responsabilidad y hagan lo que les corresponde en la crisis migratoria y que el congreso estadounidense haga lo propio con respecto a lo que ocurre en nuestro continente.

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