Columnistas

Unos gramos de dignidad

El profesor Adalid Martínez publicará en agosto un libro para interesados en mejorar su propia salud. Se trata de un cuidadoso estudio del por qué en el occidente de Honduras (Copán, Lempira, Ocotepeque, Intibucá) viven tantas personas mayores de cien años… Y la causa encontrada reside, mayormente, en que esos longevos —a quienes entrevista— alegan haber tenido a lo largo de vida dietas saludables sin carne “cultivada” (pollos o tilapia con hormonas) sino de animalitos montaraces (cusuco, tepezcuinte, venado, tapir) e incluso peces, culebras, jutes, tortuguitas, renacuajos, anguilas de río. Y sobre todo lo esencial: abundante verdura, de permanente presencia en la mesa indígena, incluyendo ciertas hojas pocamente conocidas por nosotros los ladinos, tales como juniapa, mataras y culantro coyote o hierbas diversas, palmas, bejucos, hongos, semillas, hierba mora y mostaza cocida, pito (para frijoles), berro, pacayas, flor de izote y más.

Consultado uno de los expertos locales en sana alimentación de procesamiento natural (nada químico), el padre Fausto Milla, director del Instituto Ecuménico Hondureño de Servicio a la Comunidad (Inehsco), ¿por qué cree que se convence fácil a la gente para que siga pautas de la industria alimentaria y no de lo tradicionalmente probado en nuestras comunidades?, este responde: “Es una enfermedad mental. Desde que vinieron de afuera a colonizarnos nos metieron en la cabeza que lo que ellos tenían era mejor que lo nuestro. Para el caso, si los españoles encontraban algo que por muy bueno lo aceptaban, le ponían un nombre para engañar a los habitantes de aquí haciendo creer que ellos lo traían y así tenemos, ejemplo, maicillo de Castilla, a pesar de que en Castilla ni conocen el maicillo, conejos de Castilla, abejas de Castilla. No señor, son abejas de Honduras, maicillo de Honduras... Es todo de aquí pues esa planta se sembró por cinco siglos y por eso la población piensa que lo extranjero es mejor que lo nacional. Es una idea mala y destructiva que nos enferma y en lo político es peor todavía porque estamos siguiendo proyectos de afuera y Honduras no avanza”.

“Tenemos un ejemplo en Bolivia, buenísimo ejemplo”, prosigue. “Un país que era tan pobre como el nuestro se ha levantado ahora en el mundo como una potencia con muchos avances económicos, sociales y políticos porque se dijeron ‘Bolivia para los bolivianos’. Aquí tenemos que decir ‘Honduras para los hondureños’, y viendo eso de que ríos, tierras y el aire y todo va a ser de extranjeros, quienes vienen a adueñarse de ello, hay que declarar traidores a la patria a los que están en el gobierno haciendo concesiones a esas empresas que se llevan todo y solo dejan enfermedad, daño y muerte”.

Al realizarse la entrevista esta dolida queja se adelantó a su momento pues el honorable Padre Milla no podía saber que la conducta de entrega de la patria alcanzaría las vergonzosas escalas de hoy, cuando la dirigencia del gobierno se muestra desesperada porque entren en vigencia las mal llamadas ciudades modelo, que son solo un adefesio inconstitucional aprobado, incluso, por profesores universitarios de derecho fundamental del Estado.

Pero como el pueblo mismo filosofa y sentencia: a cada cerdo le llega su día.