Elegir con coraje, Honduras lo exige. En cada proceso electoral, mientras los discursos prometen un mañana perfecto, la prudencia nos obliga a despertar.
La mejor decisión que podemos tomar hoy es mirar sin miedo el pasado, porque allí están las verdades que nadie puede ocultar. ¿Cómo podemos elegir con sabiduría si ignoramos lo que ya está probado? El pasado no miente; los discursos sí pueden hacerlo. A veces intentamos juzgar el presente con la claridad que solo llega después del fracaso.
Pero, ¿es justo pedirle al presente la sabiduría que solo el tiempo proporciona? Y peor aún, ¿es responsable juzgar el futuro con la limitada información emocional que tenemos hoy? El futuro es incierto, sí... pero el pasado es un archivo vivo que grita quiénes son realmente quienes hoy piden nuestra confianza. Por eso, antes de dejarnos seducir por eslóganes, debemos preguntar con valentía: ¿Qué hicieron cuando tuvieron poder? ¿Cómo actuaron cuando nadie los veía? ¿Qué decisiones tomaron cuando la presión apretó y el país los necesitaba de verdad? Porque un líder no se revela en campaña, sino en la historia que ya escribió.
Y aquí viene la parte más importante, la que más nos cuesta aceptar: nuestra decisión no debe hacerse desde el egoísmo personal, sino desde el compromiso colectivo.
No se trata de “qué conviene a mi empleo, a mi bolsillo o a mi comodidad”. Se trata de preguntarnos con honestidad: ¿Qué conviene a Honduras?¿Estoy votando por interés propio o por el futuro de millones?¿Estoy decidiendo como individuo o como ciudadano responsable de un país que merece más?Honduras solo avanzará cuando dejemos atrás el voto impulsivo y pensemos en términos de nación.
Por eso, antes de elegir, vale preguntarse: ¿Esta decisión fortalece al país o solo fortalece mis propias conveniencias? ¿Estoy ayudando a construir un futuro mejor o estoy repitiendo un ciclo que nos seguirá hundiendo?Los verdaderos líderes no temen que revisemos su pasado; lo muestran con orgullo.
Los falsos, en cambio, hacen lo imposible para que olvidemos. Entonces, preguntémonos sin temor: ¿quién quiere que recordemos su trayectoria y quién quiere que miremos hacia otro lado?Honduras necesita coraje. Necesita ciudadanos que piensen, que cuestionen, que no se dejen comprar ni seducir por promesas vacías.Porque elegir bien no es un acto individual... es un acto de amor y responsabilidad hacia toda la nación.
Y solo mirando el pasado de quienes aspiran a dirigirnos podremos proteger el futuro que Honduras merece.