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Podría desaparecer el Lago de Yojoa

No estoy seguro si Guillermo Anderson, de vivir en estos días, tendría la inspiración para cantar “Al Lago de Yojoa, corazón de Honduras”, donde en una de sus estrofas dialoga con esa belleza natural localizada entre los departamentos de Comayagua, Cortés y Santa Bárbara; “me conmueve tu belleza”, decía Anderson, para luego agregar “ Homenaje a la naturaleza es tu hermosura”.

El Lago de Yojoa en el pasado fue motivo de inspiración de escritores y cantantes, fue allí donde se motivó Paco Medina para su composición titulada “Lago de Yojoa”. Medina presenta al Lago de Yojoa como un elemento de identidad nacional, donde su evocación produce una añoranza del hondureño ausente que “un día en la tarde quiere llegar a su lindo Lago de Yojoa”.

El Lago de Yojoa, al igual que el país entero, tienen una capacidad de resistencia que, a pesar de tener siglos de que malos hondureños y extranjeros buscan destruirlos, todavía se levantan moribundos en su afán de ser espacio y sostén de quienes expolian sus bases de existencia. Sin embargo, todo tiene su límite, expertos señalan que dado el nivel de destrucción al que ha sido sometido el lago, en 20 años podría desaparecer.

El Lago de Yojoa es el único lago de agua natural de Honduras y la principal reserva de agua dulce. Tiene una longitud de 16 kilómetros y un ancho de 6 kilómetros, una profundidad máxima de 25 metros y una profundidad promedio de 16 metros.

Los daños al lago han ido creciendo sin que autoridad alguna ponga límite. Estudios de entes estatales y organismos de cooperación han establecido que el lago se ha convertido en reservorio de todo tipo de desechos derivados de actividades agrícolas, ganaderas y recreativas, convirtiéndolo en un foco de contaminación y destrucción de todas las formas de vida. Desde hace más de seis décadas una empresa minera situada en El Mochito, Santa Bárbara, tiene en el lago el destino final de sustancias tóxicas para peces y cuanta vida silvestre se mueve en el lago.

La destrucción de los bosques es otra forma de provocar daños al lago. La deforestación está a punto de terminar con muchos ecosistemas de la zona de influencia del lago, a pesar de que muchas zonas boscosas han sido declaradas zonas de reserva y protección.

Otro tema ha sido las instalaciones de fincas de peces en los focos flotantes del lago.

Las fincas contaminan las aguas al colocar alimentos para los peces, alimentos que una vez entran en descomposición se convierten en una amenaza a la vida natural de las aguas del lago.La actividad comercial y la instalación de negocios a la orilla del lago aportan una gran cantidad de basura y heces humanas que cada día dañan las aguas.

Es posible convertir el Lago de Yojoa en una fuente turística que atraiga a nacionales y extranjeros, sin pretender darle múltiples usos, considerando que su entorno natural tiene límites y no da para una explotación intensiva, con actividades incompatibles a sus límites naturales.

Hagamos que el Lago de Yojoa vuelva a ser esa fuente de orgullo nacional y no semillero de unos cuantos vividores indolentes que buscan su beneficio personal.